Los rusos que rompieron el mercado

Los rusos que rompieron el mercado

Por Alejandro Casar González y Juan Manuel Trenado

Dmitry Rybolovlev: El cardiólogo que revoluciona Mónaco
¿Qué tienen en común el actor norteamericano Will Smith, el multimillonario Donald Trump y el príncipe Alberto de Mónaco? Los tres tienen una tarjeta de Dmitry Rybolovlev, un multimillonario ruso de 46 años con el que hicieron negocios inmobiliarios. Cardiólogo de profesión, fanático del arte y del fútbol, su nombre es hoy sinónimo de un mar de billetes invertidos en los mejores jugadores: los colombianos Radamel Falcao y James Rodríguez, el francés Jeremy Toulalan y el portugués Joao Moutinho son sólo algunos de los nuevos integrantes de su Monaco, un equipo que parece una auténtica torre de Babel, y al que compró en 2011 por el simbólico precio de un euro. Ahora lidia con un proceso fiscal. Como el equipo juega en la Liga de Francia, pero no tributa en territorio galo, la Federación le reclama que se adapte a las leyes impositivas o pague una indemnización que superaría los 200 millones de euros.
Antes de charlar con el príncipe Alberto para hacerse con el club en el que milita el argentino Lucas Ocampos (ex River), el apellido Rybolovlev solía aparecer en las páginas de los diarios rusos y en los rankings de la revista Forbes. Este cardiólogo nacido en Perm supo pronto que su vida estaría fuera de los quirófanos. Y bien cerca de los billetes. En 1992 fundó su primera empresa, dedicada a hacer inversiones. Dos años después creó un banco y se transformó en accionista de las principales empresas de la ciudad.
El gran giro de su vida lo dio en 1995, cuando vendió todas las acciones que había acumulado e invirtió en Uralkali, uno de los principales productores mundiales de fertilizantes de potasio. En 2010, el crecimiento de la empresa fue tal que Rybolovlev vendió su parte (el 53% del paquete) y le sumó varios ceros a su cuenta bancaria: recibió 4000 millones de dólares a cambio. Había sido cardiólogo y empresario. Ya era un oligarca billonario.
Mucho antes del lujo, en 1996, Rybolovlev vivió casi un año a la sombra. Fue encarcelado en Rusia, acusado de haber participado del asesinato de Evgeni Panteleimonov, dueño de una empresa que competía con la suya. Lo liberaron por falta de pruebas.
Pero Mónaco todavía estaba lejos. Y no hubiese aterrizado en el coqueto estadio Louis II, donde el equipo del principado juega los partidos de la liga francesa de no haber sido por su ex mujer, Elena. Compañera de estudios de Dmitry, se cansó de los constantes engaños de su marido. Y en 2008 presentó en la corte de Ginebra una demanda de divorcio. Pero Dmitry ya era un camaleón de los negocios: tenía activos en varias partes del mundo y hacia allí fue Elena. Los tribunales de Islas Vírgenes, Inglaterra, Gales, Estados Unidos, Chipre, Singapur y Suiza tienen demandas de divorcios con la firma de la ex mujer de Dmitry. El fin del matrimonio (que aún no está sellado) le costará caro: Elena reclama la mitad de sus bienes, alrededor de US$ 4500 millones, el divorcio más caro de la historia.
Pero Dmitry está acostumbrado a los récords. Tiene el departamento más costoso. Es un penthouse en pleno corazón neoyorquino, a metros del Central Park. ¿Su precio? US$ 88 millones. Se lo compró a su hija Ekaterina, para alojarse mientras termina sus estudios universitarios.
Desde su residencia monegasca (otra mansión, llamada La Belle Epoque), Rybolovlev verá si los astros que contrató para Monaco cumplen la misión. Más que ganar la Champions League, el objetivo es llenar el Louis II. No será fácil: entran 18.000 personas sentadas. Exactamente la mitad de toda la población del exquisito principado.

Mikhail Prokhorov: El minero con un hobby caro: la NBA
“Me gusta estar rodeado de gente linda.” Tal vez no sea el mejor argumento que una persona acusada de ser proxeneta puede ofrecerle a un juez. Pero Mikhail Prokhorov tiene un don especial para convencer. Y las autoridades francesas lo encontraron inocente. Lo dejaron libre, desestimando los cargos. Había sido apresado en enero de 2007, en un hotel en un centro de esquí en Courchevel, mezclado entre otros 26 detenidos tras una investigación policial que intentaba desactivar una enorme red de prostitución.
“El tipo vale 13.000 millones y tiene un hobby”, diría un personaje de la película Nueve Reinas, de Fabián Bielinsky. ¿Cuál es? A Mikhail lo enloquece el básquetbol. Primero se adueñó del CSKA de Moscú, contrató a los mejores jugadores de Europa y ganó dos veces la Euroliga (2006 y 2008).
El desafío estuvo bien, pero necesitaba subir el nivel de adrenalina y apuntó a los Estados Unidos. En 2010, la NBA lo autorizó a comprar New Jersey Nets y se convirtió en el primer extranjero dueño de un equipo en el torneo más competitivo del mundo. Pagó 200 millones de dólares por el 80% de la franquicia e inmediatamente invirtió otros US$ 700 millones para el traslado y construcción de un nuevo estadio en Brooklyn.
El sueño estaba cumplido, pero luego de la “entrada en calor”, Prokhorov se cansó de sólo competir. Quiere ganar el anillo, quiere derrocar al bicampeón Miami Heat y amenazar el reinado de LeBron James.
A un equipo que ya tenía a Joe Johnson (con un salario de 21,5 millones de dólares por año), Deron Williams (18,4) y Brook Lopez (14,6), le sumó a Kevin Garnett (11,5), Paul Pierce (15,3) y Jason Terry (5,2). El que le salió barato fue un viejo conocido de CSKA de Moscú, su compatriota Andrei Kirilenko, un alero con mucha experiencia y que podía cobrar contratos por encima de los 10 millones en otros equipos (tuvo ofertas de Minnesota y de San Antonio), pero para darle una mano a Mikhail, aceptó una rebaja sustancial y sólo cobrará 3,2 millones para sumarse al conjunto que dirigirá Jason Kidd.
Mide un poco más de dos metros y tiene 48 años. Dijo que quiere presenciar el 25% de los partidos de los Nets en la siguiente temporada, porque está convencido de que su equipo será campeón. “Kidd es el indicado para ganar el anillo”, dijo el día de la presentación del nuevo DT. Habrá que prestar mucha atención a la apertura de la temporada 2013
14 en Brooklyn. Cantará Jay Z, el rapero que es socio de Prokhorov, ya que tiene el otro 20% del equipo.
Este extravagante personaje no es ajeno a la política. En 2012 se presentó a las elecciones presidenciales en su país. Vladimir Putin ganó con el 64% de los votos, seguido por Guennadi Ziuganov, del partido comunista, con 17%. Prokhorov quedó tercero, con el 7%. Dice que en 2018 volverá a las presidenciales y será el sucesor de Putin. Se siente poderoso. Es poderoso. Nada lo asusta. Ni siquiera los incidentes con la justicia francesa. Podría evitar volver, pero redobló su apuesta. Un año después del incidente por temas de prostitución, volvió a Francia para comprar una casa de descanso. Adquirió la Villa Leopolda, una mansión que en 1902 el rey belga Leopoldo II mandó a construir en la Costa Azul. Pagó 750 millones de dólares. Dicen que es la mansión más cara del mundo.
Hace un par de años, ante una consulta de la agencia Reuters, dijo: “Cuando estoy en un restaurante no quiero que todos dejen de comer para mirarme. No soy George Michael”. Pero no hace casi nada para evitarlo…
LA NACION