La esencia de la hípica nacional

La esencia de la hípica nacional

Por Carlos Felice
Tengo una visión y una convicción sobre cómo debe ser el Turf de nuestra Patria Grande. Me gusta ser respetado y respeto. Y creo en una construcción dialéctica que se retroalimenta de nuestras experiencias. Me molestan los hipócritas, los cínicos, los vagos. Admiro a la gente que hace desde el más pequeño lugar de trabajo y amo a la grey burrera de mi hermoso país. Para mí, Ascot es el Vendimia; El Arco, el Batalla de Tucumán; Dubai, el San Jerónimo de Córdoba; las selectivas americanas, nuestras pollas de productos en cada Hipódromo de nuestra patria. Yo soy así. Siento así y soy muy feliz de recorrer y conocer mi país. Quizás me subestimen los viajeros y sus maleteros que hacen la crónica de su viaje a la vieja usanza, cuando el Imperio inglés en sus colonias utilizaba al autóctono para que registre lo que desconocía, pero mis amigos, también ustedes, nuestros embajadores turfísticos turísticos, no saben cuánto bien me hace, cuánta linda emoción inspira y moviliza el abrazo de cada compañero, gaucho, amigo, paisano compatriota mío. Es impagable esa sensación de realización personal. Y mi retribución solo puede ser amando con más fuerza esta idea de mostrar esta nuestra hermosa Hípica argentina con toda mi polenta, energía y entrega por mostrar lo que significan para nosotros, los olvidados de la metrópolis, la verdadera esencia, la verdadera raíz de la actividad hípica nacional.