El polémico exilio fiscal de Depardieu divide a Francia

El polémico exilio fiscal de Depardieu divide a Francia

Por Luisa Corradini
El anunciado exilio fiscal del actor Gérard Depardieu, que piensa instalarse en Bélgica para escapar de la política tributaria del gobierno socialista, terminó por transformarse en una guerra de guerrillas típicamente francesa, en la cual políticos, actores y medios de comunicación agregan cada día su contribución a un océano de reproches, insultos, provocaciones y ajustes de cuentas.
” Alors Gérard, ¿estás furioso?”, lo provocó, ayer, en una carta abierta, el actor Philippe Torreton, en alusión a la ira del célebre intérprete de Cyrano de Bergerac después de que el primer ministro francés, Marc Ayrault, calificó su intención de partir de “miserable”. “El problema es que tus derrapes terminan siempre en la misma zanja: la de «lo único que importa soy yo»”, escribió.
El comentario desafortunado del jefe del gobierno había provocado una airada respuesta de Depardieu, que “devolvió su pasaporte francés”, anuló su seguro social y puso en venta su palacete del Barrio Latino por 50 millones de euros.
En una carta dirigida a Ayrault afirmó “sentirse injuriado” y precisó que “en 45 años de trabajo pagó 145 millones de euros” de impuestos.
“Parto después de haber pagado, en 2012, el 85% de mis ingresos”, escribió. Esa cifra fue considerada inverosímil por expertos fiscales consultados por la prensa.
Lejos de cumplir con el objetivo de hacerlo aparecer como una víctima, la misiva desencadenó una lluvia de condenas. “Si me fuera, no podría volver a mirarme en el espejo”, afirmó el cantante Michel Sardou, que, como Depardieu, es íntimo amigo del ex presidente Nicolas Sarkozy y simpatizante de derecha.
“Gérard terminará pagando un impuesto mucho más caro: la estima de su público”, le advirtió otro hombre de derecha, el realizador Claude Lelouch, para quien ese exilio es “un insulto a la miseria”.
Para sus defensores, Depardieu es libre de hacer lo que quiera y una víctima más de la “descabellada política fiscal” de François Hollande.
Gracias a ese escándalo, toda Francia supo que su patrimonio asciende a 90 millones de euros.
Ese debate no podía dejar indiferentes a las autoridades belgas, principales beneficiarias del éxodo de las grandes fortunas francesas, sobre todo después de que Hollande sugirió la necesidad de cambiar los acuerdos fiscales vigentes entre ambos países. “Bélgica está dispuesta a examinar muchas cosas. A condición de que se respete el principio superior de la libre circulación de personas, bienes y servicios en la Unión Europea”, estimó el canciller belga, Didier Reynders.
Este escándalo es tal vez el menos grave de la larga serie de lamentables episodios protagonizados por el célebre actor, conocido por sus excesos. En 1991, perdió el Oscar al mejor actor por su interpretación en Cyrano cuando, durante una entrevista con la revista Time, reconoció haber cometido su primera violación a los 9 años y después otras.
Meses más tarde, entrevistado por la BBC, afirmó que en Holanda “había pasado el tiempo drogándose y fornicando”, e insultó varias veces a la cadena británica.
LA NACION