28 Mar “Busco respuestas científicas a las preguntas de todos los días”
Por Sergio Di Nucci
Periodista, docente, escritor y divulgador de las ciencias, el joven Esteban Magnani (Buenos Aires, 1973) tiene además dos columnas televisivas semanales donde habla sobre nuevas tecnologías y el uso libre y gratuito que deberían darle a ellas las instituciones no comerciales de la Argentina. “Hablo en Visión Siete Resumen, a la medianoche, y Visión Siete a la madrugada, e informo sobre tecnología pero enfocado en la cultura libre, en el software libre, explicando cosas básicas para quienes no tengan mucha información sobre eso. Quiero decir que hablo de tecnologías, de software, pero no pensando desde las empresas, desde la propaganda o el “chivo”, sino de poner estas nuevas herramientas al servicio de la comunidad, con cosas a las que sólo la comunidad les está haciendo marketing”, asegura este licenciado en Ciencias de la Comunicación (Universidad de Buenos Aires), carrera en la que también se desempeña como docente. Magnani realizó una maestría en medios y comunicación en la Universidad de Londres y es investigador en historia y difusión de la ciencia.
Magnani escribió un puñado de libros de ficción o de divulgación científica –Historia de los terremotos, Historia de la comunicación, El cambio silencioso, Desde la revolución–, y ahora acaba de publicar otro, Ciencia para leer en bicicleta, un libro que ofrece respuestas científicas a dilemas cotidianos, con el objetivo de sacudir al lector, o al menos invitarlo a ver el mundo con más curiosidad (científica) de la habitual.
Editado por Capital Intelectual, el libro reúne notas publicadas en el suplemento Futuro del diario Página/12, donde colabora desde hace años. “La idea fue buscar respuestas científicas a preguntas que nos hacemos todos los días.” Eso no implica una respuesta final, sí una respuesta posible. Son cerca de 20 que abarcan la cultura libre, el cyber-punk y los derechos de autor de frente a Internet, el sol y el calentamiento global o la energía renovable, la democracia liberal y la digital, o un gran tema: la Jabulani, la pelota de fútbol famosa por lo inestable en el último mundial. “Los jugadores se quejaban que viboreaba en el aire –dice Magnani a Tiempo Argentino–, que era imprevisible. Los periodistas discutían pero a nadie se le ocurrió preguntarle a alguien que supiera sobre aerodinámica. Y había estudios hechos sobre la pelota. La ciencia tenía algo para decir sobre un problema a priori menor, pero nadie parecía interesado en preguntarle.”
–¿Cómo nació este libro llamado Ciencia para leer en bicicleta?
–Se trata de la recopilación de notas publicadas en el suplemento Futuro de Página 12, y corresponden a los últimos dos años. En estos dos años hubo mucho sobre cultura digital y cultura libre, pero también hablo de terremotos, de la basura que se está juntando en los océanos Atlántico y Pacífico, que son restos de plástico que se caen al mar. ¿Qué es lo interesante de esto? Que trato de tomar una cuestión puntual, para hablar de cuestiones más de fondo que ilustran el desarrollo de la ciencia en estos tiempos. En cuanto a lo que es cultura digital, esta metodología tiene mucho riesgo para el periodismo en cuanto a que quizás dentro de dos años lo que uno dijo se transforme en una estupidez.
–¿Y cómo se desarrolla ciencia en estos años?
–En principio, funciona como siempre, con ensayo y error que generan conclusiones provisorias. El proceso de forjar una teoría que reúna la explicación de una serie de casos se está llevando hoy en día, desde luego, como siempre. Quise ilustrar este desarrollo con casos del presente. A veces se tiene la idea de que la ciencia es algo así como un paquetito que viene cerrado y en realidad es efecto de discusión, de reformulación y de búsqueda. Lo que uno ve es el camino que triunfó, pero no ve las ramificaciones que se perdieron en el camino. En el imaginario social la ciencia ocurre en el laboratorio y en manos de seres despeinados y de anteojos. Por eso me parece muy interesante lo que se está haciendo desde Tecnópolis TV, donde se ven a científicos que parecen seres humanos interesantes, con excelente capacidad de comunicación.
–La tecnología y el uso de los derechos o la piratería es uno de los ejes del libro.
–El mundo digital está reorganizando a la sociedad, cambiando la forma de gestión y, tal vez, de distribución del poder, pero es muy difícil saberlo de antemano. Lo interesante no es que haya salido el nuevo smart phone, sino lo que está pasando con las comunicaciones instantáneas y cómo afectan las relaciones sociales, las relaciones de poder.
–El libro muestra una opción libertaria del uso de las fuentes.
–Es un tema muy complejo por la cantidad de cosas que están ocurriendo justamente en este momento, y uno como periodista, como cronista del presente, corre el riesgo de escribir cosas que inmediatamente quedan obsoletas. Pero me pregunto por lo importante, ¿cuál sería la propuesta superadora entre piratería y uso libre en Internet? Yo creo que es toda la apuesta por Creative Commons y licencias libres. La idea es publicar con licencias que permitan el libre flujo de información. Que el otro, cuando deba hacer algo, no tenga que arrancar de cero. Si el (Hospital) Garrahan contrata un sistema de software para ordenar ciertos datos, que utilice una licencia libre para que ese sistema pueda ser usado por otras instituciones públicas. Es la misma lógica de Newton que decía que para mirar más lejos se subía a los hombros de gigantes como Galileo, a Kepler, para armar la Ley de la Gravitación Universal. Por último, fijate que se habla mucho de “robo” en piratería. En el robo, si yo te robo algo, eso significa que te dejo sin eso que te robo. Si yo te robo una idea, a vos esa idea no te va a faltar, la podés seguir usando. Esa lógica de la privatización del conocimiento hubiera llevado a que se enriquezca quien inventó el arado, pero el resto de la humanidad hubiera seguido en condiciones lamentables.
–Sé que das el ejemplo, con la novela que escribiste…
–Y que está con licencia de Creative Commons, se llama Desde la revolución, se consigue en papel pero se puede descargar en el site
TIEMPO ARGENTINO