Indignada por una foto, Nueva York se pregunta dónde está su solidaridad

Indignada por una foto, Nueva York se pregunta dónde está su solidaridad

Por Rafael Mathus Ruiz
Una foto, que muestra a un hombre a punto de morir atropellado por un tren del subte de la ciudad, estuvo en boca de todos aquí luego de que el periódico New York Post la llevara a su tapa. “¿Por qué nadie corrió en su ayuda?”, se preguntaron indignados los neoyorquinos que debatieron sobre la ética periodística y la solidaridad en tiempo de crisis.
Mientras Ki-Suck Han, un hombre de 58 años, esperaba el subte en uno de los andenes de una estación del subte en Manhattan, una persona lo arrojó a las vías. Cuando el tren de la línea Q ingresó en la estación, el hombre intentó, en vano, escalar de vuelta al anden. Un fotógrafo, R. Umar Abbasi, que se encontraba en la estación, sacó varias fotografías. Al día siguiente, una de sus fotos apareció en la tapa del diario sensacionalista.
El repudio no se hizo esperar, y alcanzó por igual al New York Post, un periódico que pertenece al imperio de Rupert Murdoch, News Corp., y al fotógrafo, que salió a defenderse al afirmar que no tuvo tiempo de ayudar a Han a salvarse, y que no quería sacar fotografías, sino advertirle con el flash de su cámara al conductor del tren para que se detuviera.
“¿No había ningún héroe?”, se preguntó ayer The New York Times, al hacerse eco de la pregunta en boca de todos: si hubo tiempo para sacarle una fotografía a la víctima antes de que el tren la atropellara, ¿por qué nadie corrió en su ayuda?
Ese interrogante dio vueltas en la mente de los neoyorquinos que se encontraron con la escalofriante foto, donde la antesala de una muerte está enmarcada en una escena tan cotidiana para los habitantes de esta ciudad como es el recorrido de un tren a lo largo de una estación del subte.
Nueva York tiene la séptima red subterránea más transitada del planeta, detrás de Tokio, Seúl, Moscú, y tres ciudades chinas, Pekín, Shanghai y Guanzhou.
Ayer, la policía de Nueva York presentó cargos contra Naeem Davis, un indigente que habría arrojado a Han a las vías del tren. Un video tomado desde un teléfono celular muestra una discusión entre ambos. El fotógrafo, Umar Abbasi, dijo que vio con el rabillo del ojo a un “hombre que volaba desde el andén hacia las vías”.
“Todo ocurrió tan rápido; desde el momento en el que escuché gritos hasta que el tren atropelló al hombre fueron como 22 segundos”, escribió ayer, en una columna en el New York Post, en la que se defiende de las críticas.
“La gente piensa que tuve tiempo de configurar la cámara y tomar fotos, pero ese no es el caso. Sólo corría hacia el tren. La parte triste es que había gente que estaba cerca de la víctima, que observó y no hizo nada. Se ve en las fotos”, argumentó.
“La verdad es que no pude alcanzar al hombre; si hubiera podido, lo hubiera hecho”, completó.
Algunos comentarios en las redes sociales reflejaban un costado más práctico del debate, en discusiones acerca de cuál era la mejor alternativa para intentar salvarse de un tren en una situación similar: si arrojarse al piso, o intentar saltar hacia el otro lado, a las vías opuestas.
La tragedia generó una andanada de críticas contra el Post. David Carr, un comentarista de medios para The New York Times, marcó una clara distinción entre la actitud del fotógrafo, que tomó una decisión en segundos, y la del periódico, que pudo ponderar qué hacer con el material durante mucho más tiempo.
Carr no dejó de notar que la imagen del hombre intentando levantarse sólo es un crudo recordatorio de la soledad en una de las ciudades más habitadas del planeta.
“Y esa indiferencia ante la miseria y el peligro de otros no se limita a ese andén, esta ciudad o este país. Está extendida y es endémica, un hecho desagradable sobre gran parte del mundo”, concluyó.
LA NACION