Mitt Romney eligió a la persona correcta en el momento adecuado

Mitt Romney eligió a la persona correcta en el momento adecuado

Paul Ryan, el legislador de Wisconsin que lleva siete mandatos y preside de la comisión de presupuesto de la Cámara de Representantes, elegido por Mitt Romney como compañero de fórmula presidencial, quizás sea el único político capaz de desenmarañar la ironía en la que quedó atrapado el Partido Republicano. Pese a que la oposición conservadora obtuvo masivas victorias de mitad de término en 2010, Romney logró la nominación recién este año. Parecía representar el mismo pragmatismo no ideológico que la oposición creía haber vencido; los republicanos estaban desmoralizados y confundidos.
La base republicana de Romney no confía en él. Y para ganarse su lealtad necesita el tipo de acalorada retórica que atrae a votantes indecisos.
Ryan ofrece eso y más. El candidato a vicepresidente por el Partido Republicano habla a los norteamericanos que creen que el país está al borde de un Armageddon presupuestario al estilo griego. Hay muchos estadounidenses que opinan igual, y entre ellos está toda la base republicana. Ven déficits que todavía superan el billón de dólares anual. Ahora quieren medidas severas y números detallados.
En la última mitad de década, Ryan ha sido el republicano más capaz de ofrecer eso. A partir de 2009, Ryan redobló sus esfuerzos, no sólo por presentarse como un conservador fiscal, sino por lograr que el Partido Republicano retomara en la práctica su filosofía de un gobierno de menor tamaño, menos impuestos y menor gasto.
También es del agrado de muchos demócratas. Año tras año Ryan fue reelegido en un distrito que durante 25 años había estado representado por el demócrata fallecido Les Aspin. Nunca pidió desmantelar el estado de bienestar. Quiere mantenerlo hasta donde Estado Unidos pueda pagarlo, pero advierte que podría no ser mucho. Sin duda, habrá gente con menos beneficios. Pero de eso se trata un reforma.
Se exageraron las desventajas que implican la nominación de Ryan. Los republicanos van a defender su plan. Y aunque la visión de Ryan sobre Medicare reciba objeciones, le brindará la posibilidad de hablar sobre la reforma de salud que impulsó Obama en 2010, que es aún más criticada.
La dinámica de las democracias modernas va a aumentar. Es difícil dar marcha atrás con un Estado de beneficencia sin despedazar todo el engranaje. Ryan tiene razón cuando dice que el sistema de beneficios de Estados Unidos es insostenible. Ahora debe ganar esa pelea con Obama. Si lo hace, los republicanos merecerán ganar. Si no, no lo merecerán. De cualquier modo, las elecciones norteamericanas de repente se convirtieron exactamente en lo que deberían ser: la decisión sobre cuál de los dos partidos será capaz de sacar a los norteamericanos del caos fiscal en que se encuentra el país.
EL CRONISTA