Historias de redentores

Historias de redentores

Por Marcos Aguinis
a palabra “antología” es insuficiente para este collar. Se trata de doce biografías estremecedoras en muchos sentidos: breves, profundas y esclarecedoras. Su autor, Enrique Krauze, es sin duda el mejor discípulo de Octavio Paz. Durante veinte años colaboró con este gran poeta y premio Nobel en su revista Vuelta . Luego fundó la prestigiosa revista cultural Letras Libres . Es doctor en Historia por el Colegio de México. Ha publicado numerosos libros y fue receptor de premios codiciados como la Gran Cruz de Alfonso el Sabio y la Gran Cruz de Isabel la Católica, que le entregó el rey de España.
El libro al que me refiero -de aparición reciente- tiene una quemante actualidad. Abarca personajes cuyos nombres han movilizado multitudes y cavaron hondo en la mentalidad de nuestro tiempo. Se titula Redentores, ideas y poder en América latina . La palabra “redentores” le fue sugerida por Mario Vargas Llosa. Mientras uno recorre sus páginas, provistas de fluidez, suspenso y sorprendentes revelaciones, se comprende mejor el acierto del vocablo.
El devenir de nuestro continente latinoamericano es motivo de interminables estudios y revisiones. Se busca como en un cofre mágico el aleph que descifrará los enigmas de nuestros fracasos y esperanzas, la interpretación objetiva de ominosos errores, la repetición de trampas colectivas, el destino trágico de emprendimientos cargados de ilusión y trasformados en ríos de sangre. Los doce personajes seleccionados cubren un arco iris de temperamentos, méritos y vicios. Krauze los ha ordenado en seis partes.
La primera se refiere a cuatro profetas: José Martí, el cubano impoluto asociado a las banderas del martirio y la independencia. El segundo profeta es el uruguayo José Enrique Rodó, quien roturó una extensa homilía hispanoamericana. El tercero es José Vasconcelos, un mexicano erigido en caudillo cultural. El cuarto profeta es el redivivo José Carlos Mariátegui, creador del marxismo indigenista. Como se advierte, el panorama de Krauze es plural y abarcador, pero nada arbitrario. En conjunto ofrece los puntos cardinales de las ideas que irán dominando el paisaje continental.
La segunda parte del libro está dedicada a su maestro Octavio Paz y lleva por subtítulo “El poeta y la Revolución”. Con habilidad condensa una larga y azarosa vida. La brevedad relativa de lo mucho que podría narrar de ese hombre -que deslumbró con sus versos y sus ensayos- no impide a Krauze notificarnos sobre las zozobras del mundo que resonaron en la cabeza y el corazón de Paz. Se convirtió en el receptor de las tendencias que corrieron a lo largo del siglo XX, como si fuese una aspiradora que luego procesa todo lo obtenido. Su sensibilidad y perspicacia, su cultura y su coraje lo ayudaron a dar uno de los mejores testimonios de una complicada centuria.
La tercera parte del libro se ocupa de dos íconos revolucionarios. Diseca a Eva Perón, “la madona de los descamisados” y al Che Guevara, “el santo enfurecido”. La profusa información que respalda a Krauze no imposibilita una cercanía conmovedora con los anhelos, conflictos, logros y fracasos que ambos experimentaron en sus meteóricas carreras. Los podemos ver con lupa y, al mismo tiempo, con largavista.
La cuarta parte se refiere a la novela y la política. Uno al lado del otro están las dos figuras más relevantes del boom latinoamericano: Gabriel García Márquez y Mario Vargas Llosa. Para referirse a García Márquez apela al título de uno de sus textos celebrados y labra un letrero elocuente: “La sombra del patriarca”. García Márquez es ya un patriarca con el inquietante sudario de la sombra que lo obliga a desmoronarse ante la fascinación del poder. Pese al genio que inspiró sus narraciones y la agudeza con que trata a los gerontes convertidos en tiranos, no logra despegarse de quien lo macula. Termina Krauze la joya dedicada a este escritor del siguiente modo: “La obra de García Márquez sobrevivirá a las extrañas fidelidades del hombre que la escribió. Pero sería un acto de justicia poética que, en el otoño de su propia vida y el cenit de su gloria, se deslindara de Fidel Castro y pusiera su prestigio al servicio de los boat people cubanos. Aunque tal vez sea imposible. Esas cosas inverosímiles sólo pasan en las novelas de García Márquez”.
En cuanto a Vargas Llosa, traza un fresco amplio y muy atrapante sobre las experiencias que lo agitaron desde su infancia y le permitieron trasladar muchas turbulencias vividas con pasión a una literatura escrita con destreza, audacia y originalidad. Pasó por el periodismo, el mundo de la traducción, los estudios sistemáticos, viajes incansables, el teatro y hasta la poesía. Pero su obra mayor reside en novelas potentes como La guerra del fin del mundo , Conversación en La Catedral y La fiesta del chivo , por sólo citar algunas. Rebelde y provisto de un agudo pensamiento crítico, ha entrado y salido de trincheras peligrosas hasta convertirse en una de las voces más libres y respetadas del mundo.
La quinta parte de Redentores, ideas y poder en América latina fue dedicada por Krauze a la religión y el impulso revolucionario. Ahí aparecen dos figuras que han ocupado titulares y han devanado los sesos de quienes procuran conseguir una interpretación objetiva. Se trata del sacerdote Samuel Ruiz, llamado “el apóstol de los indios” y el subcomandante Marcos. La biografía de Marcos lleva por título “Ascenso y caída de un guerrillero”.
La última parte del libro funciona como la coda de una estridente sinfonía. Apunta al “caudillo posmoderno” con melodías seductoras, acordes altisonantes y revelaciones que hacen mover la silla donde uno está sentado, absorto en la lectura. Se refiere sólo a Hugo Chávez y demuestra cómo para ese hombre singular la historia es su autobiografía. Así de increíble, pero así de evidente. Krauze desenreda la madeja de su ondulante pensamiento y trayectoria, las diversas influencias que se grabaron desordenadamente en su cabeza, las equivocaciones groseras respecto de un marxismo que ignora por completo y su tendencia al endiosamiento del héroe. Por esta última obsesión Enrique Krauze demuestra que Chávez, sin sospecharlo, es un seguidor estricto de Carlyle, el filósofo reaccionario que Marx detestaba, como también detestaba a Bolívar. Si Hugo Chávez se enterase de que estas afirmaciones están vigorosamente documentadas…
Como señala el autor de este libro, Redentores… es una historia de las ideas políticas en América latina desde el fin del siglo XIX hasta nuestra actualidad. Combina el análisis ideológico con la biografía y el contexto en que vive cada personaje. Esta docena de joyas biográficas describe los temas políticos centrales que dominan en nuestro continente, no sólo por sus repercusiones, sino porque cada uno de los nombres estudiados vivieron con pasión la historia, la revolución, el poder, el amor, la amistad y las familias. Son seres humanos que han condicionado y siguen condicionando a millones.
LA NACION