El discurso de Cristina Fernández, la hípica y el desarrollo del país profundo

El discurso de Cristina Fernández, la hípica y el desarrollo del país profundo

Por Carlos Felice
En relación a las problemáticas de nuestra industria hípica argentina en su amplísimo espectro, pero inclusive a actividades tan específicas como el turf, entiendo que a quienes trabajamos en este sector económico, no puede pasársenos desapercibido el discurso que el 3 de noviembre la Presidenta argentina Cristina Fernández expuso en la cumbre del G-20.
Allí se enunciaron ante un foro mundial algunas claves de la política agropecuaria e industrial nacional por venir que, si las comprendemos e interpretamos en su extensión, tal vez puedan echar luz sobre cómo avanzar frente a las dificultades en la hípica argentina, de un modo coherente al ritmo del país y, sobre todo, preservando las economías rurales, las provinciales, preservando una lógica de pensamiento federal, tan cara a nuestra organización de trabajadores de la cultura del caballo y de todos los rincones del país.
Vamos a lo expuesto en el discurso: la consigna “la industrialización de la ruralidad”, postula que debe agregarse valor al producido “en el lugar de producción”, es decir en la región geográfica de origen. Y sigo con palabras de la mandataria argentina en Cannes: “Agregar valor (…) con alto grado de productividad y eficiencia”.
Los dichos de Cristina Fernández son una síntesis de lo que ya estaba anunciado en el Plan Estratégico Industrial 2020 -recientemente presentado de modo oficial-, en los términos de “federalizar la industrialización e industrializar la ruralidad” a efectos de fortalecer la competitividad, el arraigo, y el mejor desarrollo del país profundo.
Siento que estas palabras dan una esperanza a nuestros trabajadores de ese “país profundo” y nos invitan a imaginar soluciones para la hípica que sean inclusivas de esa Argentina en un sentido integral. Creo que hay vientos de cambio para el mercado interno de nuestra hípica, que no hay antagonismo entre desarrollo del mercado interno y mercado exportador, que ambos pueden convivir armónicamente si miramos con inteligencia y sabiduría la realidad de un sector económico que, en las últimas décadas, no parece haberse caracterizado por su visión de futuro.