El adiós de un grande

El adiós de un grande

Por Gonzalo Garaloces
En el mundo de las apuestas nadie hubiera acertado la dura despedida que vivio el mejor entrenador de todos los tiempos de la NBA, como lo fue y será, Phil Jackson. Sin embargo, eso quedará como un triple errado en el último segundo que no cambia el resultado del gran partido que protagonizó en sus 21 años de carrera como director técnico.
Con 1155 triunfos y 482 derrotas, Jackson fue quien dirigió a dos equipos que quedaron en la historia no solo por sus logros deportivos, sino por haber dejado mil enseñanzas y habiendo sacado lo mejor deMichael Jordan en el Chicago Bulls de los 90` y al Kobe Bryant, del cual todavía se disfruta en los estadios de la NBA con Los Ángeles Lakers ganando absolutamente todo, pese a la ultima dura derrota del entrenador con un 0-4 impensado. Ahora bien, Jackson fue el sinónimo no solo del triunfo, sino también de un líder nato y ganador desde el alma.
Hay quienes dicen que el contar con los mejores jugadores en sus respectivos equipos se le es más fácil la tarea al director técnico, sin embargo el trabajo elemental de un entrenador es justamente formar un EQUIPO dentro de ese quinteto de grandes individualidades, y eso fue lo que representó a los equipos de Jackson cada vez que ingresaban a un campo de juego a comerse al rival.
A los 65 años, con sus 2.03 metros de estatura, el ex jugador de los New York Knicks le deja a la historia de la NBA algo más que campeonatos obtenidos, triunfos y halagos tanto como jugador o coach. Transmitió con su experiencia y capacidad la enseñanza de un estilo de juego que ponderaban en sus equipos como ofensivos, duros, aplastantes y con una mente ganadora única que se veía en sus jugadores. Pero sobre todo la capacidad motivadora que contenían sus charlas tácticas previo a partidos importantes como utilizar fragmentos de películas bélicas e intercalarlo con imágenes de los rivales con quien iban a enfrentarse.
Simple, claro y sin experimentos raros sabía muy bien cuando tenía que tocar a sus jugadores para que saquen ese plus que siempre tuvieron sus equipos y ganaran finales históricas de la NBA como lo hizo con Chicago Bulls (con seis anilllos en 1991, 1992, 1993, 1996 – ostenta el récord de victorias en esa temporada regular, 72 – , 1997 y 1998) y cinco anillos con Los Ángeles Lakers (los años 2000, 2001 y 2002 y después las dos últimas campañas 2009 y 2010). Por su trayectoria no se hubiera merecido esta gris despedida, pero está a las claras que los números hablan por sí solo de que realmente se fue un grande.