Delincuentes: de las favelas a internet

Delincuentes: de las favelas a internet

Los bandidos suelen seguir el camino del dinero en cualquier período de la historia. Al Capone hizo fortuna en la época de la Ley Seca negociando, por supuesto, bebidas. Y los traficantes actuales migran de una droga a otra guiados por la búsqueda de una sustancia siempre más barata y generalmente más letal para maximizar las ganancias.
En los últimos tiempos, con la web cambiando la vida de empresas y consumidores, se sabe que varias pandillas tomaron ese camino. Pero la novedad ahora es que están siguiendo la ola de convergencia digital, que mezcla medios online y tradicionales. El resultado es una categoría más sofisticada de crímenes, que comienza en internet, pero incluye numerosos aspectos “off line” de la vida de las víctima.
Los malvados están aprendiendo una lección conocida por compañías y gobiernos: la de que la información vale oro. Los medios para obtener eso incluyen desde explorar brechas de seguridad en bancos de datos de empresas y organismos públicos hasta cooptar ex empleados y colaboradores internos. Organizados, los nuevos ladrones investigan datos personales abiertos por los usuarios en las redes sociales y roban señas en sitios de servicios de análisis de crédito.
Con el cruce de las informaciones, las pandillas crean dosier digitales de sus objetivos potenciales, a veces intercambiando informaciones con otros ladrones por la propia web. Un ejemplo de esa convergencia digital del crimen es la venta de CDs con bancos de datos, tanto en internet como en la calle.
Según Tabio Assolini, analista de Kaspersky, empresa de software de seguridad, por R$ 100 es posible comprar un Cl) con datos de los contribuyentes del Instituto Nacional de Seguridad Social de todo Brasil, junto con la base de datos de teléfonos del estado de San Pablo. Existen hasta bancos personalizados, con filtros como profesión, ciudad y región.
“lodos esos vectores sirven como combustible para el crimen tradicional, que cada vez más se alía al ciber crimen”, dijo Assolini.
En diciembre, hackers descubrieron una falla en el sitio del ministerio de Trabajo y copiaron todo el banco de datos con los registros de ciudadanos. De inmediato, crearon aplicativos que automatizaban las consultas a esa base. Las herramientas se divulgaron en sitios y foros de criminales en internet.
Kaspcrsky descubrió la brecha y avisó a las autoridades, que corrigieran la falla, contó Assolini. “Pero era muy tarde y el desastre estaba hecho”. El ministerio de Trabajo se negó a hablar sobre el asunto, al ser consultado por Valor.
Otro incidente, a finales de 2009, afectó a los clientes del programa de fidelidad de la empresa aérea TAM. Informaciones personales se usaron en mails falsos, enviados en nombre de la compañía aérea, lo que tornaba el golpe más verosímil.
Los mensajes tenían un archivo que el cliente debía bajar para, supuestamente, imprimir un bono con pasajes gratis. En verdad, el archivo instalaba códigos maliciosos en las Máquinas de los usuarios. A través de su oficina de prensa, TAM afirmó que no se invadieron los sistemas de la compañía y que se preservaron los datos de los clientes.
Otro ejemplo reciente engloba a una pandilla que actuaba en el centro de San Pablo. Los bandidos anotaban las placas de autos de lujo y cruzaban esos números con datos de departamentos de tránsito obtenidos en sitios de hackers y CDs ilegales. De esa forma, obte¬nían informaciones más completas sobre los conductores, lo que ayudó en una serie de asaltos a mansiones en la capital paulista.
José Mariano de Araújo Filho, delegado supervisor de la unidad de inteligencia del Departamento Estadual de Investigaciones Criminales (Deic), observa que el acceso a datos personales alimenta toda suerte de prácticas ilícitas. Entre ellas, están secuestros y obtención de documentos falsos.
En San Pablo, el delegado actuó en un caso en el que la víctima descubrió una empresa abierta con su nombre en Rio Grande do Sul. El negocio tenía muchas deudas en la región. “La propia víctima reveló que su computadora había sido infectada meses antes”, dijo De Araújo Filho.
Para Leandro Bissoli, especialista en derecho digital y vicepresidente de PPP Abogados, los crímenes en internet son prácticamente los mismos del mundo real, con la diferencia que la tecnología trae más recursos y menos riesgos pa¬ra sus autores. “Es posible hacer fraude a alguien en otro estado y hasta en otro país sin que esa persona desconfíe’, explicó.
Uno de los mayores riesgos es exponerse demasiado en la web. Fue lo que le sucedió a una consumidora que colocó en las redes sociales su descontento por el atraso en la entrega de un producto adquirido de forma virtual. Una pandilla que seguía su perfil la llamó, simulando ser del negocio en cuestión. Obtuvo el número de su tarjéta.de crédito, que fue utilizada en diversos fraudes.
Las redes criminales están tornándose tan poderosas que pasaron a identificarse por nombres como CyberS-kyNet y FullNetWork. Ellas intercambian informaciones en foros especiales ‘ – generalmente criptográficos- en los que exaltan sus acciones y publican fotos con armas y dólares.
Las señales de ostentación son otro trazo común en los bandidos de to¬das las épocas. Desde Al Capone a los traficantes de las favelas cariocas y, ahora, los nuevísimos golpistas “convergentes”.
EL CRONISTA