Llegan los chinos, falta una política

Llegan los chinos, falta una política

Por Alieto Aldo Guadagni
En los últimos años la producción de hidrocarburos viene disminuyendo persistentemente en nuestro país; este sendero de pérdida del autoabastecimiento energético es el marco de la importante operación que acaba de ser anunciada por Pan American Energy, empresa que ya aporta casi un quinto de la oferta total de hidrocarburos, superada únicamente por YPF.
Desde 2005 la producción de petróleo ha caído 9% y la de gas, 10%. Sin embargo, en los últimos años ha sido notorio el avance de la producción de Pan American, que en el período 2005-2010 se incrementa un 10%, desempeño destacable en años en los cuales la producción nacional caía, impulsada por el retroceso de la empresa líder (YPF), que reducía su producción desde 2005 en 3,6 millones de metros cúbicos (23%). En 2005 YPF producía 2,5 veces más petróleo que Pan American, mientras que en este año este múltiplo se ha reducido a apenas 1,8.
No debe sorprender ni alarmar el retiro de British Petroleum (BP) del capital accionario de Pan American, ya que es público el crecimiento vertiginoso de sus compromisos financieros derivados del catastrófico derrame de petróleo en el Golfo de México. En Estados Unidos ya existen varios centenares de demandas judiciales contra BP en por lo menos 11 estados; estas demandas superan los US$ 50.000 millones. Por esta razón desde hace meses BP se está desprendiendo de activos en diversos países (como Vietnam, Colombia y Venezuela).
Lo que es significativo es el ingreso a nuestro escenario petrolero de un actor global de primer orden como la empresa china Cnooc (China National Offshore Oil Company), a través de su subsidiaria Cnooc International Ltd. Se trata de una empresa estatal creada en 1982 en la que el gobierno de Pekín controla el 70% de las acciones. El año pasado sus ingresos fueron de US$ 16.000 millones. Este holding tiene a su cargo la producción offshore de hidrocarburos en China y cotiza en Wall Street y Hong Kong. En octubre ya había adquirido, a través de esta misma subsidiaria que operará en la Argentina, una participación de un tercio en la explotación de gas no convencional en Eagle Ford, Texas, con una inversión de US$ 1080 millones.
Todo esto responde a una clara estrategia china de globalización de sus actividades de exploración de hidrocarburos, particularmente en Asia-Pacífico, Africa, América y Medio Oriente. La presencia en la Argentina de un experimentado inversor internacional de peso, asociado con una tradicional empresa petrolera nacional, es un hecho positivo, ya que en algún momento la Argentina tendrá una política energética que apunte a la expansión de la producción de gas y petróleo mediante grandes inversiones en exploración y desarrollo de nuevos recursos.
Si nuestra frontera inexplorada es nuestro mar continental, es importante tener actores de peso capaces de enfrentar en el futuro el desafío inversor en áreas de apreciable riesgo geológico. Claro que para eso necesitaremos otra política pública petrolera.
*El autor es economista, profesor de posgrado de la Universidad Di Tella
LA NACION