Con un dólar débil y un euro en crisis, China aprovecha para instalar al yuan

Con un dólar débil y un euro en crisis, China aprovecha para instalar al yuan

Por Martín Burbridge
Su gobierno comenzó un plan para hacer convertible a la divisa y transformarla en la más importante para comerciar en Asia. Ya hay un mercado de ON en yuanes, del que participan multinacionales de la talla de McDonald’s. Pero el proceso promete ser largo. De ser exitoso, podría revolucionar el mercado mundial de cambios.
¿En qué invierto, en “verdes” o en “rojos”? No se trata de un diálogo entre dos jugadores del Monopoly y de la posibilidad de comprar casas (de color verde) u hoteles (rojos). Sino de lo que puede llegar a ser dentro de varios años una charla entre dos operadores del mercado de divisas, tratando de definir cómo diversificar un portafolio entre las dos principales monedas del mundo, el dólar y el yuan (o renminbi) chino.
El escenario, que hasta hace poco parecía más cercano a la ciencia ficción que a la realidad, ahora no es tan descabellado si se observa el fenomenal crecimiento económico de China, que ya es la segunda potencia mundial por delante de Japón. Pero también por la actual debilidad del dólar y de la economía estadounidense en su conjunto, y muy especialmente por la fenomenal crisis monetaria que está viviendo la Unión Europea, con el riesgo de que la zona euro termine implosionando.
El gobierno chino ha tomado debida cuenta de la actual situación del mercado mundial de cambios y sabe que su actual poder económico no se puede trasladar al terreno político mientras siga contando con una moneda no convertible sin peso específico a nivel internacional. Por eso ha decidido, al mejor estilo chino (lo que significa hacerlo muy despacio y con un horizonte de más de una década), iniciar toda una serie de políticas para transformar al yuan en la moneda de referencia para el comercio en Asia, su zona natural de influencia y la región más dinámica del mundo. Y de convertir a Hong Kong en la nueva Wall Street de Oriente.
Para ello, este año se abrió el mercado de ON en yuanes a las empresas extranjeras. Si bien todavía está en pañales, ya hay pesos pesados como las multinacionales McDonald’s y Caterpillar (maquinaria) que realizaron emisiones en la moneda china. Y el gobierno asimismo está ayudando a sus empresas a importar y exportar en yuanes (obligando a compañías de otros países a contar con stocks de divisas chinas, comercio del que están participando McDonald’s, Ikea y Nokia).
A pesar de que en 2009 este comercio fue reducido (u$s 500 millones), durante el primer semestre de 2010 pegó un salto fenomenal, llegando a los u$s 10.000 millones. Hoy, un 10% de lo que se comercia en el mundo se hace en renminbi. Esto significa que China va de a poco incrementando los montos de importaciones que paga en su propia moneda, reduciendo su dependencia del dólar, el riesgo de cambio y los costos de transacción. “Para nuestros clientes corporativos, el dólar y el euro no son más las divisas de facto del comercio mundial”, sostuvo Shivkumar Seerapu, responsable de créditos comerciales para Asia del Deutsche Bank.
Para Norman Chan, presidente del Banco Central de Hong Kong, “estamos asistiendo a un cambio mayor en el paisaje de las finanzas internacionales”. Y ésa es la sensación que se respira en el gobierno chino, que parecería asistir a las maniobras de un transatlántico (por lo lentas) para terminar de consolidar su poderío en el mundo. De hecho, ya son varios los funcionarios de rango medio que salieron a pedir a través de los medios nacionales que se incluyera al yuan dentro de la canasta de monedas del FMI, verdadera “mesa chica” de las potencias mundiales con peso propio en los mercados. Y de a poco se comienza a hablar en China de los “rojos” (los billetes de yuan de mayor denominación son de ese color) en contraposición a los archiconocidos “verdes”.
El momento de pisar el acelerador hacia esta consolidación del yuan tampoco es casual. Desde el estallido de la crisis financiera en 2008, crecen las dudas en todo el mundo respecto de si EE.UU. podrá seguir financiando su gigantesca deuda con bonos emitidos en dólares. Y además, el futuro del euro es cada vez más incierto.
Pero en realidad, lo que estaría sucediendo no es más que una consecuencia natural del poderío económico alcanzado por China, primer exportador de productos manufacturados y con las reservas de divisas más grandes del mundo. En ese sentido, ¿cuántas son las reservas de otros países nominadas en yuanes? “Si los marcianos aterrizaran en la Tierra y estudiaran el sistema monetario global, concluirían que es muy raro y desequilibrado”, afirmó hace poco Li Doakui, miembro del Comité de Política Monetaria del Central chino. Para incrementar el stock de yuanes en todo el mundo, el organismo firmó acuerdos con ocho bancos centrales (entre ellos el argentino) para realizar intercambios (swaps) de monedas.
Sin embargo, el proceso que está llevando adelante China no tiene su éxito garantizado, ya que su gobierno encara un objetivo sin precedentes, como ser convertir al yuan en moneda de referencia mundial, pero sin liberalizar los movimientos de capitales y sin dejar de controlar la economía. La historia económica muestra que para que un país tenga una moneda de referencia, primero tuvo que liberalizar los movimientos de capitales. En pocas palabras, China podría estar poniendo la carreta delante de los bueyes. A su favor, está la experiencia exitosa de la liberalización económica de su zona costera, paso previo para convertirse en la segunda potencia mundial, proceso que tampoco contaba con antecedentes históricos. Por eso, su gobierno avanza con prudencia hacia la transformación del yuan en moneda de referencia, un camino que puede tomar toda una generación. Y que más adelante podría convertir a un productor agropecuario argentino que exporte soja a China en millonario, pero con un “palo rojo” en el banco.
CRONISTA COMERCIAL