La crisis de representatividad de la superestructura sindical alienta conflictos

La crisis de representatividad de la superestructura sindical alienta conflictos

Por Julián A. De Diego
Mientras la cúpula de los sindicatos se debate en la forma y fondo con que se distribuirá la interlocución de la CGT con el Gobierno nacional y con el mundo empresario, toda la estructura del sindicalismo está conmocionada por la crisis de representatividad que padecen desde hace mucho, y que se agudizó en la última década. No hay dudas de que este proceso se está dando en el marco de un cambio generacional importante, que se resiste a dar el paso de transferir a los viejos dirigentes, con más de 30 años de permanencia en la secretaría general, tienen el reclamo de la segunda fila que se deteriora y se cae antes de asumir.
Obsérvese que la Corte Suprema de Justicia tuvo de ratificar que el derecho de huelga consagrado en la Constitución es exclusivo de la cúpula de los sindicatos representativos, y que un grupo de trabajadores, ni siquiera los delegados del personal, tienen la legitimación para promoverla.
En efecto, en el caso ‘Orellano’ se resolvió que la titularidad del derecho a declarar una huelga pertenece a un colectivo de trabajadores organizados en función de intereses comunes -los gremios-, no al trabajador en forma individual ni a cualquier grupo de trabajadores, ello desde una perspectiva de examen integral del texto del art. 14 bis de la Constitución Nacional.

El derecho de huelga se inserta en el segundo bloque que contiene el catálogo de los derechos reconocidos a las entidades gremiales como sujetos colectivos, y que lo hace inmediatamente después de la disposición final del primer bloque que reconoce el derecho individual de sindicalización y de creación de los sindicatos por parte de los trabajadores (Corte Suprema de Justicia 7/06/2016, Orellano, Francisco Daniel y otros c. Correo Oficial de la República, Argentina S.A. s/ juicio sumarísimo Editorial LA LEY 22/06/2016 , 1617 DJ 21/09/2016 , 19 ED 269 , 45. AR/JUR/30900/2016).
Sin embargo la segmentación de mayor trascendencia se visualiza en las bases, en donde se eligen a los delegados de la empresa y a los miembros de la comisión interna, que suelen provenir de elecciones limpias y trasparentes, en donde se manifiesta la verdadera voluntad de los trabajadores.
La forma de garantizar esa trasparencia suele pasar por la presencia de fiscales de todas las listas, de la exhibición del acto electoral y de las urnas frente a los trabajadores de cada establecimiento. Lo menciono porque las elecciones de las máximas autoridades, entre recursos tales como los congresales, las asambleas y las elecciones en sí mismas, la mayoría está minada de impugnaciones, de denuncias de fraude, de manipulación de las urnas y manejos extraños.
Nuevos protagonistas, que no necesariamente son de origen sindical están copando las elecciones en las bases. Entre ellos tenemos los representantes del PST de Nicolás del Caño de neto corte trotskista, el Partido Obrero de origen marxista de Néstor Pitrola, la Corriente Clasista y Combativa apoyada por el Partido Comunista Revolucionario, en nuevo MAS de origen socialista y marxista, y los movimientos sociales como Barrios de Pie originado en el movimiento Libres del Sur de Daniel Menéndez y la Corporación de Trabajadores de la Economía Popular de Juan Grabois. Todos ellos, seguramente interpretando en forma más genuina las aspiraciones y reclamos sociales compiten con los sindicatos y su visión tradicional de la búsqueda de reivindicaciones. En alguna medida, estos grupos tienen un límite: el cierre de las empresas o su liquidación, y para ello inventaron el recurso de las empresas recuperadas, bajo forma de cooperativas y con la necesidad de subsidios del Estado, que aún siguen recibiendo más de 3000 emprendimientos de la era ‘K’, bajo la égida del ministerio de Carolina Stanley.
En función de esta segmentación que está padeciendo el monolítico movimiento obrero, genera fuertes oposiciones entre las bases y sus delegados y los sindicatos o las federaciones, muy distantes éstas últimas de las elecciones en cada establecimiento. Dejaron avanzar a grupos y movimientos extraños sobre un espacio vacío, y ahora es difícil recuperar el terreno. Los conflictos originados en ideologías incompatibles con la democracia y con una economía capitalista, solo buscan la abolición del derecho de propiedad, la destrucción de las empresas, la transformación en actividades cooperativas o similares.
Si el conflicto laboral tiene distintas fuentes desde las cuales se alimenta la lucha de clases y la violencia social, la llegada y consolidación de los grupos de izquierda agregan motivación y someten cualquier reclamo al estado de conflicto permanente para fomentar el caos. Todos deberían estar prevenidos de que todo lo que alimente estas iniciativas se puede convertir en una nueva revolución sin límites ni restricciones, que desafía nuestro estilo de vida y a la democracia misma.
EL CRONISTA