La igualdad está pendiente

La igualdad está pendiente

Por Carlos Felice

El balance anual de la actividad hípica 2016 dejó nuevamente un saldo negativo en cuanto a su evolución productiva. El turf nacional desperdició, otra vez, la oportunidad de concretar una profunda reforma y tuvo como única dirección a la hípica de Buenos Aires, lo que consolidó una ineficiente concentración de las actividades y de las decisiones, un diálogo escaso y una exclusión de la amplia patria trabajadora y generadora de recursos.

Queda pendiente una legislación nacional de la industria con igualdad de oportunidades para todos, que incluya los derechos de los trabajadores, quienes siguen siendo relegados a pesar de su rol fundamental en la actividad del turf. En el marco de una coyuntura política diferente, se acentuó durante 2016 la desigualdad entre los escenarios federales y los centrales, con un fortalecimiento de estos últimos a través de subsidios provinciales que marginaron aún más, en el proceso competitivo, a los hipódromos del resto de las provincias.

CARLOS FELICE

La promesa de un turf integrado –paradigma indispensable para el crecimiento parejo de todo el sector– quedó distorsionada. Una “mesa chica” se arrogó –con enorme miopía– la representación de una industria que, sin aportes extraordinarios, languidecería por la falta de recursos genuinos y corrientes. Esos subsidios –empero– han sido la excusa de muchos dirigentes centrales para intentar disimular su apego a una práctica nefasta en que la sustentabilidad del turf no tiene lugar a debate.

Las actuales circunstancias me permiten entender que nuestra lucha por la igualdad incluye a muchos compañeros y compañeras altamente comprometidos con el empleo y con el desarrollo de esta industria, de la que dependen un número importante de trabajadores, cuya mano de obra es irreemplazable en cada una de sus fases productivas. En ese sentido, nuestra organización siguió adelante –en conjunto con el Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social– con capacitaciones y perfeccionamientos en todo el país, para superar las limitaciones existentes y estimular la calidad del trabajo con herramientas prácticas y con un fuerte apoyo al espíritu laboral. La formación incluyó también a los mismos dirigentes y delegados de todo el país en un ámbito de superación gremial innovador acorde a los tiempos actuales. Además, los esfuerzos del área de formación también se concentraron en la inclusión de trabajadores con capacidades reducidas y en un plan integral de diversidad de género, compartido por un amplio espectro de trabajadores y trabajadoras.

Quienes tenemos la responsabilidad de conducir organizaciones, instituciones o hipódromos, sabemos que la famosa “tierra de oportunidades” no es tal y, por ende, debemos enfrentar –ladrillo por ladrillo– un muro que separa al turf realmente federal de una concentración facilista y con oportunidades para muy pocos.

El problema actual no es complejo, se puede superar aplicando políticas de desarrollo y de inclusión que apuntalen un mercado hípico hoy depresivo y distorsionado.

Mientras no se actúe en una coyuntura nacional con incentivos para todos, los esfuerzos aislados serán en vano. Las experiencias en otros países demuestran que, con políticas activas y dinámicas, la actividad turfística tiene potencial de crecimiento. La hípica uruguaya es un claro ejemplo de ello, con una certera baja de costos y con incentivos de inversión para la producción.

En todo el país hay ideas, oportunidades, sueños y ganas. Resulta vital que los gobernantes y los dirigentes fomenten al sector, no sólo para generar más trabajo y más riqueza, sino para que el turf pueda transformar su destino y sumar, al desarrollo económico del país, toda la pujanza que los integrantes de esta industria han demostrado tener con creces.