Messi recargado: en gran nivel para Rusia

Messi recargado: en gran nivel para Rusia

Por Enrique Gastañaga
¿Puede provocar alguna otra sensación que no sea placer ver a un fenómeno como Messi en acción, definiendo, asistiendo y hasta abriendo caminos para sus compañeros con fantasías como un par de tacos, sabiendo además que es argentino y que hay un Mundial acá nomás, a la vuelta de la esquina? Sí, por supuesto. Casi en el mismo momento, si el análisis se profundiza, aparece la preocupación para instalarse, para molestar. Suena a contradicción, pero no lo es. No se trata de algo malo que le haya ocurrido a Leo. Se vincula con todo lo bueno que pasa en el Barcelona alrededor del genio. ¿Cuánto de eso que lo acompaña vestido de azulgrana se puede esperar en la Selección? Muy poco. Ahí se entiende, entonces, por qué observar a Messi en estado supremo muy cerca del Mundial puede resultar tan placentero como preocupante.
Juega el Barcelona la revancha de Copa del Rey contra el Celta en el Camp Nou. Después del 1-1 en la ida, busca ganar para saltar a los cuartos de final. Se acaban las dudas rápido, demasiado rápido. Messi recorre su segunda presentación de 2018 como el primero, con hambre, con desequilibrio, con velocidad, con cambio de ritmo, con pausa, con aperturas, con goles, con asistencias. Así, a lo Messi, en un puñado de minutos rompe el partido en mil pedazos, tanto que a los 31 del primer tiempo el Barça ya golea 4-0.

Sólo hay que estar abierto al placer. Invita Leo:
1) Definición de goleador. Entra por el medio del área para recibir un pase desde la izquierda de Jordi Alba que deja correr Luis Suárez, la agarra de sobrepique con la zurda y la pone abajo. Minuto 13. Uno a cero.
2) Resolución tras una jugada armada por él y una pared. Esta vez recibe en tres cuartos, conduce, abre la izquierda con Jordi Alba, quien se la devuelve justa y el 10 la ubica cruzada, pegadita contra un palo. Minuto 15. Dos a cero.
3) Ubicación de un compañero en situación de gol. Cerca de la posición del “8”, en tres cuartos de cancha, levanta la cabeza y mete una asistencia filtrada, exacta, para Jordi Alba, quien la empuja ante la salida envuelta en dudas del arquero Sergio Alvarez. Minuto 28 de la primera etapa. Tres a cero.
En el cuarto Messi no participa porque ya no es necesario. El pasegol a Lucho Suárez ¡se lo da un rival! tan desorientado, apabullado y frágil como el arquero. Y en el quinto, el que el dibuja el 5-0 final y celebra Rakitic, el mejor del mundo mira desde afuera porque el técnico Valverde lo sacó en el minuto 58 para que descanse, para que regule, para que no se agote, para que Sampaoli se alivie un poco más, porque cada rato que Messi no juega en el Barcelona se imagina como un rato más de frescura para la Selección en ese Mundial que para el 10 también es una obsesión.
Eso sí, proyectado este Messi hacia Rusia, más allá del placer que se mezcla con la ilusión, surge la preocupación. Y no es culpa de Leo. Por todo lo que le falta para rodearlo como corresponde, aquí invita la Selección con preguntas inquietantes:
1) ¿Quién podrá calzarse la celeste y blanca y transitar el lateral iz- quierdo como lo hace Jordi Alba, con proyección permanente, inteligente, profunda y hasta goleadora? El fútbol argentino carece de marcadores laterales. El propio Sampaoli lo dijo públicamente. Ese déficit es un atentado contra la magia de Messi. Los números que dibujó en complicidad con Jordi Alba son rotundos. En las primeras cinco temporadas como compañeros, hubo 5 asistencias de Alba para Messi y 2 de Leo para Alba. ¡En esta temporada 2017/2018, 7 goles le sirvió Alba a Messi y 2 le cedió el genio a ese lateral colosal! Es una pena que Alba no sea argentino.
2) ¿Qué cerebro creativo exhibe la Selección Nacional que se aproxime a Iniesta? Si Jordi Alba en el primer gol voló por la banda y llegó a meter el centro atrás de primera, sin necesidad de controlar la redonda, fue porque hubo un Iniesta que manejó la pelota y esperó el tiempo justo para habilitarlo y situarlo en esa posición. En una imperdible entrevista que hace un par de días le concedió al diario El País de España, Xavi decía: “Es falso que Argentina no tenga centrocampistas. A mí Banega me parece un centrocampista para estar en el Barcelona. ¿Y Mascherano no puede jugar de pivote? Evidentemente no tiene el nivel técnico de Busquets, pero ¡lo que ha mejorado!”. Xavi exagera. La Selección carece de mediocampistas internos con capacidad de reflexión y de controlar un partido más allá de Messi. Esa es otra carencia que a Sampaoli con razón inquieta.
CLARIN