Preocupa la aparición temprana del mosquito del dengue

Preocupa la aparición temprana del mosquito del dengue

La presencia del mosquito transmisor del virus del dengue se anticipó un mes con respecto al año pasado. En tres puntos de la Capital se detectaron ejemplares del Aedes aegypti: las zonas de la Facultad de Agronomía, el cementerio de la Chacarita y la plaza Monseñor D’Andrea, situada al 2800 de la avenida Córdoba. Para los especialistas, este adelantamiento del ciclo vital del vector podría estar asociado con que este invierno porteño fue el más cálido de la historia en la ciudad.
“Hubo actividad de mosquitos adultos en las primeras semanas de agosto, un mes antes que el año pasado”, explicó Nicolás Schweigmann, director del Grupo de Estudio del Mosquito (GEM) de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires.
De acuerdo con el ciclo vital normal del A. aegypti, durante el invierno los huevos que pusieron las hembras pueden permanecer pegados en las paredes de los recipientes u objetos. En la primavera, aparecen las larvas que se convierten en pupas y éstas, en adultos. Todo el proceso ocurre en lo que comúnmente se llama criaderos.
El GEM monitorea más de 200 sensores distribuidos en todas las comunas porteñas. Esos dispositivos sirven para detectar la presencia del mosquito transmisor de los virus del dengue, el zika y la fiebre chikungunya. “Si en los sensores hay huevos, hubo hembras poniéndolos”, definió el investigador.

En la zona de la Facultad de Agronomía, donde hay laboratorios y viviendas, el equipo detectó la presencia de mosquitos adultos entre fines de julio y las primeras semanas del mes pasado. Es decir, en plena época de frío. “Podría estar relacionado con un invierno más cálido en la ciudad”, planteó Schweigmann.
El Servicio Meteorológico Nacional informó el viernes que este año se registró el invierno con temperaturas históricas más altas en Buenos Aires. La temperatura media de 13,6°C superó los 13,3°C del invierno de 1997. Le sigue la de 2015; en el verano del 2015-2016 se dio la epidemia de dengue, con 76.803 casos notificados en el país, un 53% más que durante la anterior, de 2009.
Por todo esto, el hallazgo debe encender una señal de alerta para empezar lo antes posible las tareas de limpieza y prevención.
En el cementerio de la Chacarita, una integrante del GEM que monitorea la zona detectó ejemplares adultos emergiendo de las pupas del mosquito en floreros. “No se hizo la limpieza recomendada. No se eliminaron los recipientes que había que eliminar”, indicó Schweigmann.
En las manzanas cercanas a la plaza Monseñor D’Andrea, en el barrio de Recoleta, vecinos capturaron ejemplares adultos hembras en un departamento con jardín. “Esto es en pleno centro de la ciudad -agregó el especialista-. Hay que alertar a la población. Que la sociedad empiece a mirar si hay mosquitos A. aegypti donde vive, trabaja o estudia. Y hay que empezar ya a descacharrar, tirar agua caliente en las rejillas para eliminar los huevos.”
El último Boletín de Vigilancia Epidemiológica del Ministerio de Salud de la Nación indica que hace seis semanas reaparecieron casos autóctonos e importados de dengue en el país, luego de cuatro semanas -fines de junio e inicios de julio- sin registro de este tipo.
Eso coincide temporalmente con la aparición de ejemplares adultos del mosquito que detectó el GEM en la ciudad y la información que analiza de otras provincias.
“Este año, el mayor número de notificaciones semanales se registró entre el 17 de enero y el 6 de febrero, con un promedio de 525 notificaciones semanales. Se observa un descenso de las notificaciones desde la semana del 17 al 23 de abril -informó ayer el Ministerio de Salud de la Nación-. El promedio de notificaciones semanales fue de 20 en las últimas dos semanas.”
Schweigmann señaló que la aparición del A. aegypti adulto, que normalmente ocurre en octubre, se había empezado a dar a fines de agosto y principios de septiembre. Con la detección de este año, se adelantó un mes más. Lo mismo podría aplicarse al riesgo de contraer la infección. “Estamos viendo los primeros ejemplares. Esto nos avisa que en toda la ciudad está sucediendo lo mismo y hay que tomar medidas de prevención”, detalló.
Hay sitios en los que, para el GEM, se debe empezar a trabajar rápidamente para eliminar potenciales criaderos. “Son siete ambientes sobre los que el Estado tiene una responsabilidad indelegable en la prevención”, sostuvo el especialista.
Son los espacios con acumulación de chatarra en áreas urbanizadas (vehículos abandonados o playones oficiales), los obradores (las empresas de construcción trasladan barriles y maquinaria, como las mezcladoras, de una obra a otra y los huevos, que permanecen adheridos a sus paredes, se van instalando en distintas manzanas de la ciudad), los barriles de 200 litros en las obras viales, la acumulación de cubiertas usadas (hay pocas empresas que las pueden reciclar), los tanques suplementarios y las cisternas que quedan sin uso en los barrios con interrupciones del suministro del agua corriente, los basurales a cielo abierto floreros de los cementerios. También señaló la importancia de las tareas en los hospitales y los establecimientos educativos.
El último informe del plan porteño de prevención indica que se timbrearon 29.481 viviendas en toda la ciudad, pero sólo se pudo acceder al 41% y buscar criaderos en apenas el 13%. Se agrega que se capacitó a los supervisores escolares y se relevaron 70 centros de salud, donde se detectaron 1131 criaderos, de los que “se resolvió” poco más de la mitad.
El 75% de los reservorios prevalentes hallados en la ciudad fueron macetas, floreros, botellas, ornamentos, bebederos de animales, tanques, canaletas, charcos, huertas, toldos, vidrios rotos sobre muros o bateas de gomerías.
“La prevención durante todo el año se hace con el trabajo integrado que denominamos «centralidad comunal»: comunas, ministerios de Educación, Salud y Ambiente, organizaciones de la sociedad civil y la comunidad hacen actividades de prevención en los barrios”, definió Julián Antman, gerente operativo de Epidemiología del Ministerio de Salud porteño.
LA NACIÓN