Un respiro necesario

Un respiro necesario

Es un respiro perfecto. Justo en la mitad del año, cuando las fuerzas empiezan a flaquear y tanto el cerebro como el cuerpo acusan recibo del cansancio de la rutina, llega el receso invernal. Los chicos dejan el colegio por dos semanas y, si tenemos suerte, la familia entera hace las valijas para acompañarlos en un viaje que promete renovar las energías y dejarnos frescos y listos para lo que resta del 2017. Las variantes donde encontrar ese sosiego, sin embargo, son muchas. Tantas que ameritaban una nota como la que a continuación se detalla.

Hacia el norte
La vastedad de Argentina ofrece amplias opciones para vacacionar y relajarse. Enfilando hacia el norte del país, Salta es una de las provincias que más convocan. Su porción de los valles calchaquíes, plena de historia y paisajes para el recuerdo, deslumbra especialmente en Cafayate, una localidad que data de 1840 y que produce vinos de excelencia. Allí, justo en medio de los viñedos de la bodega El Esteco, se erige la finca que da lugar al hotel Patios de Cafayate, un hotel de campo de 32 habitaciones y perpetuo encanto. Con arquitectura de clara impronta española, sus cúpulas vidriadas, portales de hierro forjado, fuentes rumorosas y típicos aljibes se levantan en el marco de los viñedos y las montañas, haciendo a una vista fascinante. Aquí será posible relajarse bajo el sol salteño con un buen libro, pero también recorrer a caballo las viñas y cerros, visitar la bodega y vivir una degustación de vinos, hacerse amigo de las llamas de su corral, darse un masaje o tomar una clase de yoga, entre otras actividades propuestas, cuenta Diego Coll Benegas, gerente general. Y para completar el disfrute, el restaurante La Rosa propone una cocina local con toques de autor, a cargo del chef Martín Garramón.
También en la zona del norte, la provincia de Corrientes seduce con sus atributos naturales. Los Esteros del Iberá, una reserva de 1.300.000 hectáreas que conforma el área protegida más grande del país, son considerados únicos en el mundo por sus características biológicas, que incluyen ser reservorio de agua no contaminada y refugio de cientos de animales (muchos en peligro de extinción). Y a pocos metros de su ingreso, varios hoteles permiten vivir de cerca esta experiencia natural. Entre ellos, Ñandé Retá, que propone varias excursiones interesantes. “Todas las actividades están pensadas para grandes y chicos, lo que garantiza una experiencia inolvidable para todos”, describen desde el hotel, entre cuyos servicios provee guías naturalistas especializados que pueden llevar a hacer avistaje de aves, safaris en lancha, paseos nocturnos por la reserva, caminatas, cabalgatas, travesías en kayak y canoa y paseos en 4×4. Para todos los gustos, pero ideal para desenchufarse de la rutina agitada y conectarse, en cambio, con la naturaleza y su ritmo pausado.

Y un poco más al centro, Tucumán levanta la mano con sus cielos límpidos y su sol radiante, proponiendo conectar aventura e historia en un solo destino. Desde Amérian Hoteles, proponen una estadía en pleno centro tucumano, “a solo 400 metros de la Plaza Independencia y del núcleo comercial, financiero e histórico de la ciudad”, ilustran. Allí será posible descansar en sus confortables habitaciones y degustar lo mejor la de la gastronomía local en su restaurante, para luego salir a recorrer maravillas como la casa en la que se firmó nuestra independencia (las visitas son gratuitas), el Parque Sierra San Javier a solo 20 minutos de la ciudad (valdrá la pena obnubilarse con su escultura de Cristo), o la vista panorámica que se ofrece desde el Monumento al Chasqui, el “mensajero” de la cultura inca. La experiencia solo se completará con unas buenas empanadas tucumanas, al nivel de calor perfecto para conjurar el frío invernal.

Hacia la región cuyana
Más hacia el noroeste del país, la región de Cuyo, entre viñedos y montañas, también levanta la mano como potencial destino de viaje. En Mendoza, por ejemplo, las posibilidades son grandes. De un hotel boutique en Luján de Cuyo a uno de cadena y cinco estrellas en la ciudad capital, o de uno junto al dique de aguas cristalinas de Los Potrerillos a otro en el bello paraje de San Rafael, toda la provincia es un imán para el turista, que se despliega en mil programas y paisajes dignos de Instagram.
En el Hotel Tower Inn & Suites, por ejemplo, se puede disfrutar de la belleza de San Rafael. En las afueras de esta, la segunda ciudad más importante de la provincia, se extienden bellezas como el Cañón del Atuel, un accidente geográfico único en Sudamérica, que resulta un paseo perfecto e impacta con la fuerza del río en su estrechez. Aquí, además de contemplar la majestuosidad de la vista, es posible hacer rappel, escalada y rafting. Una vez de regreso en el hotel, la oliva, un fruto de cosecha excelente en estos lares, puede hacerse protagonista tanto en el menú de su restaurante Sud como en el spa Dell Olivo, con originales tratamiento de olivoterapia entre su menú de servicios.
En Mendoza ciudad, en cambio, el InterContinental parece acostarse sobre la cordillera al tiempo que rinde su propio tributo a la oliva a partir de su restaurante homónimo, con eje tanto en la cocina mediterránea como en cortes de carne argentinos. Ideal para deleitarse con una rica comida luego de pasear por el Cerro de la Gloria o el elegante Parque General San Martín (será ideal alquilar bicicletas para recorrerlo en todo su esplendor).

Hacia el sur
El verdadero invierno conlleva nieve. Por eso, nada mejor que ir a buscarla, en esquís y con la ropa más abrigada posible. Y entre los mejores centros para este deporte pueden encontrarse los del Cerro Catedral y el Bayo, en Bariloche y Villa La Angostura, respectivamente.
Bahía Manzano y Bahía Montaña, por caso, están ubicados en unas de las mejores locaciones de Villa La Angostura, y ofrecen atractivos programas para disfrutar del invierno y la nieve, con propuestas ideales para familias. “Como caminatas con raquetas en la nieve, proyección de cine, teatro infantil, shows musicales y cenas temáticas”, ilustra Ignacio De Nicola, gerente del Club Vacacional del Grupo Bahía Manzano. Entre montañas, bosques y lago, los dos complejos ofrecen soluciones aptas para padres e hijos, además de una grata cercanía al Bayo, que por estos días resplandece de nieve impecable y lista para ser disfrutada en una y mil bajadas. Con un concepto más boutique que su vecino Catedral, este cerro ofrece 31 pistas con cuatro niveles de dificultad, 16 medios de elevación y un descenso máximo ininterrumpido de seis kilómetros.
Del lado de Río Negro, Bariloche estrena estos días una gran temporada. Sus más de 120 kilómetros de pistas y caminos prometen convocar a todo tipo de niveles de expertise, ofreciendo, además del amado ski y snowboard, tours históricos por el cerro, acceso por las aerosillas y llegada a los paradores más altos, gomones, trineos y raquetas para deslizarse por la nieve, una pista de esquí nórdico o de fondo y tours con motos de nieve entre bosques de lengas (incluso de noche). Además, el centro cuenta con un snow park apto para practicar saltos y otras pruebas más adrenalínicas, con variantes que van de los más principiantes a los expertos a nivel competición. Todo esto, sumado a la enorme oferta de restaurantes y hoteles, que hacen que bajarse de los esquís sea también un momento anhelado.
Y bastante más al sur, el Cerro Castor, a 26 kilómetros de Ushuaia, seduce con su nieve asegurada. Al igual que el Bayo, es un centro de esquí boutique, al que su ubicación en el punto turístico más austral del planeta le significa la mejor calidad de nieve, dada la orientación de la montaña (ladera sur) y su locación extrema (paralelo 54°, similar a Moscú en el hemisferio norte). Además, su invierno persiste hasta mediados de octubre, lo que hace a la temporada más extensa del Cono Sur. Con apenas 14 años de vida, cuenta con maquinaria nueva y de última tecnología, y posee medios de elevación para todos los niveles, así como siete puntos gastronómicos que permiten apreciar el paisaje fueguino desde diferentes lugares. Operado por Gastón Begue, un ex corredor, campeón argentino y representante del país en dos Juegos Olímpicos, su premisa es “que Cerro Castor se compare con cualquier centro invernal de Europa”.
Finalmente, la patagonia chilena también tiene lo suyo. Especialmente si se vive en Uman Lodge, un hotel de lujo emplazado en el fundo La Confluencia, que, con 500 hectáreas, es uno de los campos más lindos de la región. Dentro, hay cinco kilómetros de río y la confluencia de los ríos Futaleufú y Espolón. Cien de sus hectáreas se destinan a la producción agroturística en cuidada escala, en tanto otras 400 se dedican a la conservación del bosque autóctono. Asimismo, playas de arena a orillas de los ríos se suman a dos lagunas para completar un entorno magnífico donde vivir unos días soñados. Entre otras actividades, es posible hacer avistamiento de aves y huemules, cabalgatas, paseos en mountain bikes, trekking y montañismo, pesca con mosca, rafting y kayaking. La adrenalina perfecta para, al caer la tarde, llegar al lodge y relajarse con una taza de té caliente (o un buen trago). Junto a la chimenea y disfrutando el espectáculo de los colores de la puesta de sol en la montaña será el momento ideal para planear el próximo día perfecto.
LA NACION