El fuego no se apagó

El fuego no se apagó

Por Manu Ginóbili
No podía dejar avanzar mucho más tiempo por respeto a la franquicia. Tienen que armar el equipo y si yo decidía que no iba a jugar más, tenían que buscar otra opción. Podía esperar para saber lo que pasaba con Aldridge, si venía o no. Hasta ahí tenía tiempo. Una vez que dijo que sí, había que tomar una decisión.
Sigo porque todavía no me veía lejos del básquet. Pasaron dos meses, tiempo suficiente para parar un poco la bola y pensar. Creo que es una linda oportunidad. Tengo ganas, con ilusiones renovadas en el equipo y no me lo quería perder.
Fue clave que ellos estén tan seguros de que me querían en el equipo. Si ellos tenían dudas se hubiera acelerado el proceso de tomas de decisiones. Pero que me quisieran hizo que me sintiera bien, respetado y la decisión es desde otro punto. Debe ser muy difícil tener que retirarse por no tener la opción de seguir. Por suerte no me pasó eso.
No vi la segunda rueda de los playoffs, no vi las finales de Conferencia tampoco. Todavía estaba un poco herido. Después, viendo las finales… lo extrañé un poco. Me picó el bichito otra vez, me dieron ganas de volver. El fuego no se apagó todavía.
ginobili (1)
Para una decisión tan determinante en la vida de una persona, como es retirarte, no podés estar en duda. Un tiempito pensaba que sí, otro tiempito que no. Para algo tan importante como dejar de jugar o seguir tenía que estar ciento por ciento seguro. Desde el momento que dije que sí se acabaron las dudas. Lo hablé con Pop, tengo ganas, estoy entusiasmado.
Many nunca tiene problemas. Siempre me dijo que haga lo que tenga ganas. Mis hijos todavía son chicos, así que con ellos no cambia la situación. Para ellos que yo juegue al básquet es el trabajo más normal del mundo. Están en otra.
Lo que viene entusiasma mucho. Sumar a un jugador como LaMarcus Aldridge, uno de los mejores de la NBA hoy por hoy, es importante. Nos va a cambiar bastante la cara. Voy a extrañar mucho a Tiago, un gran amigo con el que me llevaba muy bien dentro y fuera de la cancha. También a Marco, a Baynes y a Cory Joseph. Es triste siempre perder compañeros. Pero se sabía que iba a haber cambios este año. Dentro de esas modificaciones, que se sume alguien como Aldridge es muy bueno. Genera curiosidad ver cómo se sumará un jugador de esas características a un equipo que juega bien y es ganador. Empezás a ser más optimista. También llegó David West, que tiene mucha experiencia y juega duro. Nos hace más profundos y nos da más opciones. Hizo una gran apuesta relegando mucho dinero para venir con nosotros.
Cuando más grande te ponés, sabés que menos tiempo te queda y lo que quiero es pasarla bien, atesorar momentos y al mismo tiempo ganar. Si ganás la pasás mejor. Tengo esa mentalidad. Estoy por cumplir 38. A estas alturas cada temporada puede ser la última. No me queda mucho, pero tampoco voy a jugar estando ciento por ciento seguro de que es el último. ¿Quién me puede decir que en junio del año que viene vuelvo a sentir que puedo seguir ayudando? No quiero decirlo, el tiempo lo dirá. Disfruto día a día.
Con la confirmación en la mente, las cosas cambian. Estuve entrenándome, haciendo pesas para mantenerme, pero ahora que está decidido, que ya dije que vuelvo, que está todo acordado, empiezo a ponerme otros objetivos. El cuerpo tiene que estar bien. Tengo que acomodarme en la fuerza y la alimentación. En el juego no hay apuro, pero tuve algún que otro exceso alimenticio desde que llegué a la Argentina y lo voy a ir acomodando de a poquito.
Me halaga mucho saber que la gente esté contenta porque sigo jugando. Me hace muy bien, me ayuda a crear desafíos, a no querer desilusionar a nadie. Porque si bien no es la prioridad, todo eso genera un sentimiento de responsabilidad. Quiero hacer las cosas bien.
En este tiempo cada vez que veía algún clip de esos que se suben en Twitter, algún video, lo miraba y me daban ganas de ir a la cancha, de vivir eso otra vez, formar parte de un equipo que contagie lo que contagiamos nosotros hace un par de temporadas. Soy parte de algo muy especial en el presente de la NBA y en la historia. El fuego está adentro todavía. Lo quiero disfrutar, quiero vivirlo. Es único lo que tenemos. No me lo quiero perder. Encima se agregó material, más talento, gente que puede desequilibrar manteniendo nuestro grupo bases y nuestras tradiciones. Se pueden seguir logrando cosas.
LA NACION