Carlos Felice, renace el peronismo en Santa Fe

Carlos Felice, renace el peronismo en Santa Fe

-¿Por qué, con una carrera gremial exitosa y una gestión reconocida, pasar a la política? ¿Por qué aspiras a ser intendente?
-Hay varios aspectos que hacen a la militancia social. Pero un Reutemann, por ejemplo, fue un punto de quiebre en las ideologías tradicionales: un ex corredor de fórmula uno, sin tradición política, al comando de la gestión. Fue un quiebre. Mucha gente canalizó sus esfuerzos en la concreción de otras aspiraciones. Yo fui secretario general de un espacio gremial a los 23 años, antes de recibirme de abogado; también tengo un magister en sistema de salud, pero todo este desarrollo sindical tuvo que ver con irte de la política. Creo, sí, que existe a partir de este proceso una pérdida de la calidad política porque el dogma, lo ideológico, ese corpus de ideas que caracterizó a los dos partidos principales en la Argentina, se ha visto vaciado.

Un ejemplo es el peronismo en la provincia: ese vaciamiento, ese agotamiento, esa carencia de ideas hizo que mucha gente se fuera hacia otras expresiones. Antes, si eras peronista, no se te ocurría irte de tu partido, era impensable. Yo soy peronista desde siempre y no se me ocurre irme de mi partido, a pesar de que no atraviese en la ciudad y en la provincia, electoralmente hablando, un gran momento.
Y quiero ser intendente porque creo que en Santa Fe nos hemos convertido en burócratas; en algunos casos vemos que los cargos son casi hereditarios, se repiten los mismos nombres siempre; no hay una vocación de liderazgo político. Y definitivamente Santa Fe capital necesita un liderazgo político para cambiar la realidad.
No puede ser que nos conformemos simplemente con la gestión del erario público de la ciudad.Es hora de empezar a marcar un rumbo, una estrategia a largo plazo, una diferenciación de políticas, porque tampoco podemos depender de lo que decidan Nación o Provincia por nosotros. ¡Somos la capital de la segunda provincia en importancia del país!
No alcanza, a mí no me alcanza con ser un buen intendente. Y tengo críticas al supuesto buen intendente: no se te rompe una obra pública por 13 centímetros de concreto en el bacheo. Quiere decir en realidad que faltan 7 centímetros más para que el bacheo sea el correcto.
Estamos haciendo entonces determinado perfil de ciudad, nos conformamos. No vamos a fondo, no cambiamos. Tenemos la misma problemática de hace veinte años y aún peor con la pandemia del narcotráfico, con la inseguridad que hoy afecta no al opulento sino al laburante, al vecino, a la enfermera que sale de su trabajo; al empleado que está esperando el colectivo. Es gente, todos nosotros, que no puede disfrutar de su ciudad, que no puede vivir tranquilo…

-Hablabas de peronismo, pero el massismo dice que el peronismo es un área vacante y va por esos votos, el PRO abreva en el justicialismo, hay muchos dirigentes que eran del partido y hoy están en otras fuerzas, pero todos buscan los votos peronistas…
-Ese es el diagnóstico, la causa es lo que acabas de decir, son los sismos que ha tenido el peronismo. ¿Cómo tener un peronismo superador? ¿Cómo ser peronista desde fuera del peronismo? Eso no lo entiendo, no me cierra. Quienes se llaman peronistas desde fuera del peronismo, tienen en realidad una contradicción muy grande… La gente no lo puede entender, está muy confundida.
Yo tengo una posición personal, yo creo que como pueblo no hemos superado aún la inundación de 2003 y en el inconsciente colectivo estamos muy tristes todavía. Y existe también un malhumor contra la política. Hay que amigar la política de Santa Fe con los dirigentes políticos de Santa Fe. Soy un ferviente defensor de las ideologías. Vos no podés cambiar de ideologías; es como cambiar de equipo de fútbol. Hay cosas permitidas y otras no. En el peronismo, ideológicamente hablando, no se permite el cambio. Vos no te vas del peronismo y después volvés. La verdad es que te vas y no regresás. De ahí la famosa frase de “primero la patria, después el movimiento y por último los hombres”.
Hay una frase que toma Perón de Von Klausevich y que habla del sentido heroico de la vida, el hombre debe servir a una causa; en el peronismo, desde su origen esto estaba muy presente. Hoy está muy lejos de ser así. Hoy se está a la expectativa de cómo posicionarse, del oportunismo de ser candidato incluso negando el origen o que ese partido le dio o le permitió tal o cual cargo… Hoy el peronismo es la fórmula Perotti-Ramos; y es la presidente Cristina Fernández de Kirchner. Luego el pueblo decidirá quién será el sucesor de Cristina Fernández. Quien se encuadre dentro del peronismo y quien vote a esa expresión está eligiendo un legado, un modo de pensar y de ser, de accionar. No hay peronismo fuera de estos candidatos. Me resulta muy difícil de entender o aceptar todos estos contubernios entre un partido de derecha como el PRO, la Unión Cívica Radical, las alianzas. Bussi al lado de Volando, qué sé yo. Volando no debe estar muy cómodo…

-¿Y qué chances ves dentro de un peronismo que no atraviesa localmente su mejor momento y que es la tercera fuerza?
-La realidad aparenta mostrar que bailo con la más fea porque voy dentro del peronismo. Y para mí es un honor, porque responde a mis convicciones. Y lo más interesante o desafiante, es que me meto dentro del peronismo desde afuera, pero estoy en una situación de comodidad, estoy tranquilo. Tengo obviamente críticas a quienes han estado en el peronismo y se van, hacia quienes se han posicionado en la ciudad a través del voto peronista; tengo críticas hacia quienes han tenido dos senadurías gracias al peronismo y al final de sus vidas descubren que no son lo que dijeron ser. La verdad que es triste vivir una vida sin ser lo que sos. Pero la gente no es zonza y premia y castiga con su voto. Ojalá nosotros podamos desde este espacio convencer al peronista para que nos acompañe y lograr pasar la interna.

-¿Cómo ves la ciudad que aspiras a gobernar? ¿Cómo vez la actual gestión radical y cómo percibís la ciudad en perspectiva?
Y…la respuesta va de la mano con la pregunta de por qué me meto en política: porque también me robaron, porque también me siento inseguro, porque me da tristeza por lo que le pasa al prójimo, porque hay mucha gente desposeída, angustiada, gente que no puede incluirse socialmente, que queda marginada. Es por lo mismo por lo que alguna vez apostamos al deporte, para que los chicos se sientan incluidos, contenidos.
Y quiero que las cosas cambien. Porque muchas de las cosas que pasan no sucederían si se administrara más o menos correctamente. Puede ser que lo macro cierre, pero lo micro no cierra porque hay exclusión social, porque Santa Fe ya no es la capital de la provincia, porque la realidad es que Rosario se ha llevado la mayoría de la obra pública, que la mira en materia de seguridad está puesta allá y no acá. La realidad es que el servicio de transporte sigue siendo el mismo de hace cuarenta años. Seguimos pensando excluyentemente la ciudad en el eje norte-sur y no concebimos recorridos transversales.
Veo en la ciudad a un burócrata, en el buen sentido de la palabra, que es un funcionario público frente a la ciudad… pero no veo un liderazgo político. Y Santa Fe necesita un líder político que se ponga al frente para tratar de construir una Santa Fe diferente, distinta, retomar de alguna manera ese sueño del Brigadier López, de llevar adelante a la región aun en medio de dificultades. Yo no veo esa voluntad, veo a gente que administra nomás. Y con su esquema, sin dialogar ni integrar. Es otro de los problemas que veo en la ciudad: no hay diálogo.
Y ojo que hablamos aquí de la parte del iceberg que se ve; porque la otra, la más importante, es mucho más compleja y me preocupa aún más. Que es la Santa Fe profunda, la Santa Fe negada, la que no se ve, seguimos pensando con una lógica de bulevares que no digo que no deba existir, pero es hora de abrir la cabeza y los ojos a toda esa otra enorme Santa Fe real. Yo no digo que habrá soluciones mágicas. Pero es importante por lo menos empezar a descubrir, a aceptar, a entender que tenemos otra ciudad muy diferente y que requiere por lo mismo de liderazgos diferentes”.

“La política debe dar un salto cualitativo”
Felice sostiene la necesidad de creer “en un gobierno sustentable, no de los cien primeros días. Tenemos que dar repuestas diferentes. La política debe dar un salto cualitativo; debemos juntarnos, apalancarnos y tomar una envión diferente para salir de esta crisis. Necesitamos urgentemente de todos los actores políticos para poder encontrar la síntesis de los problemas que atraviesa Santa Fe.

“Hay un problema que lleva treinta años. Urbanización mal hecha, barrios enteros asentados en lugares donde no podían ni debían estar
“Veo una Santa Fe multifraccionada, una ciudad con niveles de socavación muy grandes, seguimos siendo una ciudad que se recuesta en un ochenta por ciento en la administración pública y con esos niveles, terminaremos siendo Macondo.
“Lo que necesitamos es invertir en proyectos que den y generen trabajo. Pienso en el hipódromo que le dio dignidad a un montón de familias. Y eso tiene efecto multiplicador, porque trabaja el herrero, el almacenero, el veterinario. Lo comparo también, por nombrar otro hito en la zona de la ciudad, con el Mercado Abastecedor. Gente, mucha gente, que se ve dignificada por el trabajo. Y son emprendimientos privados que generan trabajo. Y esto es muy importante.
“El trabajador que tiene dignidad tiene una mirada diferente sobre su familia, su entorno, su barrio, su ciudad. Y no se trata sólo de los jóvenes, sino toda la población. La autoestima de una ciudad depende también de la autoestima y la dignidad de sus habitantes. No está bien pensar que hay una ciudad pujante y que para adelante si buena parte de sus habitantes no puede hacerlo. Yo quiero recuperar el protagonismo de Santa Fe como capital de la provincia, pero eso es una tarea conjunta, no de un sector iluminado.
“Tiene que haber un cambio, porque acá hay mucha gente acostumbrada y que vive y perdura sin ninguna vocación de cambio. Algunos se postulan y van hacia seguras derrotas pero para luego negociar de alguna manera su continuidad, una mirada pequeña que apunta a resolver la propia situación personal. ¿Qué visión de grandeza o estratégica pueden tener dirigentes así? Ninguna. Necesitamos nuevos liderazgos, nuevos líderes, que nos lleven a nuevos desafíos, que muevan a Santa Fe”.

ADN santafesino
Carlos Felice dice que no necesita defender su condición de santafesino, porque “nunca fui otra cosa”. Y se define: “Nací en Ángel Casanello y General Paz, cuando Casanello tenía una sola mano; hice mi escuela primaria en la Brigadier Estanislao López, y deportes en el club del barrio: Sportivo Guadalupe, era arquero; después me mudo a Rivadavia y Junín, empiezo a jugar básquet en Rivadavia Juniors, sigo después jugando hasta los 16 años en Ferro Santa Fe.
“Hice mi, secundaria en la Escuela Normal y al final de esa etapa estaba como todos en la disyuntiva de estudiar o trabajar. Hice ambas cosas. Trabajé en el Jockey Club de Santa Fe, que fue mi primer contacto con el turf y empecé a admirar de muy joven esa aventura que es el mundo hípico. Mi tarea entonces era programar y anotar las carreras en esas viejas Olivetti planilleras, largas, y completaba formularios que luego se mandaban a Buenos Aires, tomaba el tiempo de los caballos y todas esas cosas para ganar un peso más, como hacer notas y armar una revista. A la par de esa actividad que me apasionaba, estudiaba; me recibí de abogado a los 24, 25 años en la Universidad Católica. Y mientras estudiaba comenzó también mi actividad gremial, porque a los 23 años ya fui designado secretario general del personal del Jockey Club.
Y obviamente he vivido distintos momentos marcados a fuego en mi Santa Fe: aquel discurso de Alfonsín enfrente de la cancha de Unión; el discurso de asunción del “Tati” Vernet, uno de los gobernadores más jóvenes de nuestra historia, la idea de toda la epopeya de la recuperación de las libertades individuales. Tenía 18, 19 años y era todo un despertar a un montón de cosas. Yo estoy convencido que mi vocación política, o mis ganas de comprometerme vienen de esa época, del ’83, tan importante para todos.