Messi nació para destrozar el Guinness

Messi nació para destrozar el Guinness

Lionel Messi bien podría ser una máquina indestructible, un circuito de cables programados para acabar con todos los récords que puedan existir en el fútbol mundial. Podría ser un robot recubierto por piel que fue construido con el excelso objetivo de meter una pelota de cuero adentro de un arco que se asoma, blanco, al final de una llanura apenas combada. Pero Messi es humano, rosarino y tímido, aunque cuando se pone los botines se convierte en el cazador más feroz que pueda existir por estas épocas. Ayer, en el triunfo 3 a 1 de Barcelona ante Ajax en el Camp Nou por Champions League, dio una muestra más de lo que resultan sus faenas: anotó un gol, dio una asistencia, alcanzó los 69 tantos de Cristiano Ronaldo y quedó a tan sólo dos gritos de Raúl, el máximo goleador de la historia de la competencia de clubes más importante de Europa. El sábado en el Santiago Bernabéu, en el clásico ante Real Madrid, irá por Telmo Zarra, el máximo goleador desde que comenzó la Liga española.
Con el objetivo de seguir robusteciendo su andar en la Champions, Barcelona ganó ayer un partido fundamental para evitar sufrir en el camino a la siguiente fase del torneo. Y una vez más, Messi resultó clave en el triunfo del equipo de Luis Enrique: primero, porque volvió a dar una muestra más de su nuevo rol de pasador, con una gran asistencia a Neymar (a los siete minutos) en el primer gol del partido; y segundo, porque metió el tanto (a los 23) que empezó a definir el rumbo del encuentro. Más tarde, a los 42 del complemento, Anwar El Ghazi descontó para el equipo holandés, mientras que Sandro, a los 48, sentenció el partido.
Lo que más impresiona de Messi es su capacidad para borrar su techo: semana a semana, partido tras partido, el rosarino parece cada día más imparable. Nadie, ni siquiera él, puede saber hasta dónde diablos va a llegar. Su futuro es tan interesante como su pasado y su presente. Casi no tiene puntos flacos. Incluso en el Mundial de Brasil, en donde no pudo conseguir el objetivo madre de ganar la Copa del Mundo, logró llevar a la Selección a la final, algo que no ocurría desde 1990. No tiene el carisma de otros, es obvio, pero su seducción se basa en el talento y en sus números astronómicos. Messi, que con el gol de ayer alcanzó a Cristiano Ronaldo (quien hoy jugará en Real Madrid-Liverpool) como segundo goleador histórico de la UCL, está a tan sólo dos de igualar a Raúl, quien se erige como el máximo en ese rubro. Pero el detalle es que el jugador de Barcelona tiene 17 partidos menos que CR7 y 54 menos que el ex delantero madridista. Su porcentaje es altísimo, en comparación con los otros dos. Messi, de hecho, acumula un gol cada 106 minutos, mientras que el portugués, cada 129. En un duelo directo entre esos dos futbolistas, el argentino se impone con claridad.
La temporada de Lionel es muy buena: en once partidos, tiene nueve goles, misma cantidad de asistencias y 39 oportunidades ofensivas generadas. Además, en los últimos meses, sobre todo con la llegada de Luis Enrique, el rosarino encontró en Neymar un jugador clave para conectar sus cualidades. Entre ambos participaron directamente en 24 de los 27 goles que tiene el conjunto culé en la temporada. Tanto influyen que cuando ambos fueron remplazados (el argentino salió por decisión del entrenador a los 21 de la segunda parte, con ganas de seguir en el terreno), Barcelona redujo considerablemente su rendimiento. Una dupla que promete imponerse a fuerza de talento.
Pero Messi, a todo esto, es humano. Aunque no lo parezca, Messi nació en este planeta, tiene dos brazos, dos piernas, dos ojos, una nariz y cientos de goles que no dejan de sorprender.
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