De la mano de Simeone, Atlético se volvió un gigante contra Barcelona

De la mano de Simeone, Atlético se volvió un gigante contra Barcelona

Fue una pena que la Liga de Campeones se haya empecinado en ponerlos frente a frente en los cuartos de final, en vez del partido decisivo. Pero… en la pulsada de entrenadores argentinos alzó los brazos Diego Simeone: Atlético de Madrid superó por 1-0 a Barcelona, dirigido por Gerardo Martino, y ya quedó entre los cuatro mejores de Europa. Los colchoneros rompen los moldes, derriban los mitos y, en buena parte, crecen por el cambio de mentalidad que les impuso el Cholo.
Poco pudo hacer un apagado Lionel Messi. De la mano de Simeone, el Aleti siente que todo lo puede. En la Liga de Campeones, donde marcha invicto, con ocho victorias y dos empates. Y en la Liga de España, donde es el líder y donde demuestra que es capaz de discutir con los gigantes.
Atlético de Madrid se movió rápido y no dejó que los catalanes pensaran. La apertura, a los seis minutos, movió el tablero. Koke hizo el gol, pero antes, en la misma jugada, hubo un tiro en el palo de Adrián: Villa tomó el rebote y el mismo Adrián, de cabeza, habilitó a Koke. El quedo defensivo incluyó a Javier Mascherano.
Barcelona tambaleó con un remate de Villa que pegó en el poste. Sólo pudo salir del asedio con un cabezazo de Messi, casi en el área chica, que salió desviado por muy poco, tras un centro de Dani Alves. No hubo caso en esos primeros momentos. La reacción pareció un espejismo. Mucho más cuando Villa estrelló el tercer tiro en el palo de los colchoneros en 19 minutos.
La continua presión del vencedor jamás dejó cómodo a Barcelona. Xavi e Iniesta se mostraron imprecisos. A Messi se lo vio contenido, igual que a Neymar. ¿Controversias? También las hubo. No pareció penal un forcejeo de Mascherano con Adrián. Sí, una entrada de Godín sobre Fábregas.
Tal vez por cansancio, o quizá por estrategia, Atlético de Madrid se replegó en la segunda parte. También estuvo el empuje de Barcelona, que suplió las conocidas virtudes estéticas por el amor propio cuando las cosas no le salieron bien. Así, Neymar quedó mano a mano, pero se anticipó Courtois. Acto seguido, no pudieron Messi ni Xavi, tras un resbalón del arquero. Subieron las pulsaciones. Martino caminó cerca de los suplentes con las manos en los bolsillos. Simeone, a los gritos, se movió de acá para allá, entre uno y mil gestos. Eso sí: aplaudió cuando Gabi se perdió un contraataque increíble. Con más espacio, el vencedor pudo haber aumentado.
Martino y Simeone se habían enfrentado otras cuatro veces en España y en todas habían empatado. En la última, el 1-1 en el Camp Nou, el gol como visitante había dejado algo más conforme al Cholo para la gran revancha de ayer. Antes, con el 1-1 en el Vicente Calderón y el 0-0 en el desquite, el equipo dirigido por el Tata se había quedado con la Supercopa de España. En el medio se había registrado un 0-0 por la Liga local.
Habrá que ver qué le toca en el sorteo de las semifinales a Atlético de Madrid. Puede ser Bayern Munich (ver aparte), Real Madrid o Chelsea. Aunque ayer ya se jugó una verdadera final. Para Simeone será otro paso para llegar al ilustre sitio de Luis Carniglia (con Real Madrid, en 1958 y 1959) y Helenio Herrera (con Inter, en 1964 y 1965), los únicos entrenadores argentinos que ganaron la Liga de Campeones.
LA NACION