Francisco volvió a cargar contra los chismes: “Las palabras matan”

Francisco volvió a cargar contra los chismes: “Las palabras matan”

“También las palabras matan” , advirtió ayer Francisco, que volvió a condenar con fuerza los chismes, las calumnias y la difamación -un pecado-, tanto al mediodía, durante la oración mariana del Angelus, como cuando visitó por la tarde una parroquia de las afueras de esta capital, donde celebró misa y fue aclamado por decenas de chicos.
Al comentar el Evangelio del día, el Papa denunció a las personas “con lengua de serpiente”.
“¿Qué significa eso? ¡Que sus palabras matan! Por lo tanto, no sólo no hay que atentar contra la vida del prójimo, sino tampoco tirarle el veneno de la ira y golpearlo con la calumnia. Y tampoco hablar mal de él”, clamó. Francisco fue más allá y dijo que también los chismes pueden matar, “porque matan la fama de las personas”.
“Al principio chusmear puede parecer una cosa agradable, también divertida, como chupar un caramelo. Pero al final nos llena el corazón con amargura y nos envenena también a nosotros”, siguió, improvisando.
Aclamado por las 100.000 personas presentes en la Plaza San Pedro, Jorge Bergoglio, fiel a su estilo informal, interactuó con la multitud. “Les digo la verdad, estoy convencido de que si cada uno de nosotros hiciera el propósito de evitar los chismes, ¡al final se volvería santo!”, señaló. “¿Queremos volvernos santos? ¿Sí o no?”, preguntó. Y la multitud no dudó en contestarle al Papa: “¡Sí!”. “¿Queremos vivir pegados a los chismes como costumbre? ¿Sí o no?”, repreguntó. Después del “¡no!” de la plaza, el Papa constató: “Entonces estamos de acuerdo, ¡nada de chismes!”.
“El amor al prójimo es una actitud tan fundamental que Jesús llega a afirmar que nuestra relación con Dios no puede ser sincera si no queremos hacer la paz con el prójimo”, recordó el Papa. “De todo esto se entiende que Jesús no da importancia simplemente a la observancia disciplinar y a la conducta exterior”, dijo, sino que va a la raíz de la ley, apuntando sobre todo a la intención y, por lo tanto, al corazón del hombre.
Cuando por la tarde visitó la parroquia romana de San Tomás Apóstol, en la periferia de Roma, el Papa insistió en los mismos conceptos. En un sermón salido del corazón, volvió a reiterar que “las palabras matan, también los malos deseos matan” y que “hablar mal de una persona es pecado”.
“Quien insulta a su hermano mata a su hermano en su corazón. Quien habla mal a su hermano mata en su corazón!”, afirmó Francisco. “No hay que pensar si mi alma es limpia o sucia, sino lo que hay en mi corazón”, añadió.
En otro orden, y en medio de una gran expectativa, Francisco se reunirá hoy por tercera vez con el G-8, el consejo consultor de ocho cardenales de todos los continentes que asesora al Papa para la reforma de la curia romana. Allí recibirá los informes preparados por una comisión sobre el IOR, el banco del Vaticano, y otro sobre la economía general de la Santa Sede. Y se esperan novedades. Además, Francisco oficiará el sábado el consistorio para la creación de 19 nuevos cardenales
LA NACION