Histórica reforma en China

Histórica reforma en China

El nuevo líder de China, Xi Jinping, sorprendió al anunciar la abolición de los campos de trabajo y dar el pistoletazo de salida a una lenta flexibilización de la política familiar de un hijo. Ambas reformas eran reclamadas desde hace tiempo y han obtenido de forma espontánea la aprobación tanto en China como en el resto del mundo.
Sin embargo los expertos advierten que con estas medidas no se pone fin a los abusos e injusticias con la imposición de una estricta política familiar. Además, el anuncio de la abolición de la “reeducación a través del trabajo” arroja todavía muchos interrogantes. Falta un calendario. Además habrá que elaborar nuevas leyes para acabar con el sistema de campos de trabajo.
Los planes son una reacción tanto al creciente descontento en la población sobre las injusticias en estos campos, como una forma también de acallar las críticas internacionales. No hay nada que se critique más de China que estos centros. En octubre, el Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidos en Ginebra volvió a denunciar en Ginebra esta práctica. Además, China estaba obligada a desmantelar estos centros si quiere ratificar el acuerdo firmado con la ONU sobre derechos civiles que data de 1976.

Llevar a lo concreto
Con la abolición de este sistema injusto el presidente Xi Jinping muestra de repente una faceta más liberal, pero esa impresión es engañosa, tal como se desprende de sus declaraciones en la reunión del Comité Central para el Control de Internet y de los microblogueros. El “hombre fuerte” se lamentó de las nuevas posibilidades técnicas que permiten vía mensajes breves y medios sociales movilivizar a la sociedad.
Hay que mantener en jaque la propagación de informaciones y preservar la soberanía de la opinión para defender la estabilidad y la seguridad del Estado y por ello se entiende afianzar el poder del Partido Comunista.
“A pesar de la abolición de los campos de trabajo, la flexibilización de la política de un hijo y otras señales alentadoras, no hay una política de liberalización a la vista”, dijo en Berlín Sebastian Heilmann, director del Mercator Instituts for China Studies (MERICS). “Al contrario, el control de Internet se reforzará”, agregó.
La arbitrariedad estatal y el hecho de que los ciudadanos chinos estén privados de sus derechos siguen siendo un problema en el tema de la política familiar. “China tal vez flexibilice el número de hijos que una pareja puede tener, pero el sistema en sí, que viola los derechos de reproducción y la posibilidad de elegir sigue sin tocarse”, señala la investigadora Maya Wang de Human Rights Watch.

Cambio de rumbo
El presidente chino, Xi Jinping, aseguró que “la reforma y la apertura decidirán el destino” del país, al explicar las medidas adoptadas tras el Plenario del Comité Central del XVIII Congreso del Partido Comunista de China (PCCh).
El mandatario chino consideró, además, que las reformas y los esfuerzos de apertura han cambiado profundamente la imagen de China, de su gente, del partido, y han permitido que el país se convierta en un integrante significativo de la comunidad internacional.
Por otro lado, el mandatario chino enfatizó en que la reforma económica es la clave de todo el motor de reforma del país y que la adecuada relación entre el mercado y el Gobierno continúa siendo el núcleo de la reforma económica.
Desde 1978, el Plenario del Comité Central del Partido Comunista de China (PCCh) ha sido la mayor referencia de los ciudadanos chinos para comprender las políticas y prioridades de sus líderes y para orientar el trabajo del Gobierno en los siguientes cinco o diez años.
En 1978, marcó un hito al cambiar el rumbo de la economía del país adoptando políticas de apertura y reforma durante el Plenario del Undécimo Congreso del partido chino.

La reeducación por el trabajo
Los campos de reeducación han sido muy criticados por organizaciones de derechos humanos y Naciones Unidas. En China, abogados y académicos han asegurado que son ilegales, son fuente de abusos de poder, violan la Constitución y son abono para la corrupción, ya que muchos familiares de los presos sobornan a los funcionarios para reducir las penas o mejorar sus condiciones en la cárcel.
Según el Ministerio de Justicia 160.000 personas están en los campos de reeducación, la ONU eleva la cifra hasta las 190.000
Creado en la década de 1950, a partir del modelo soviético, poco después de la llegada al poder de Mao Zedong en 1949, fue legalizado por el Congreso chino en 1957. Inicialmente, surgió para encarcelar a “contrarrevolucionarios”, “capitalistas” y críticos con el nuevo Gobierno comunista. Más tarde, fue extendido a autores de otros supuestos delitos, prostitutas y drogadictos. También es utilizado ampliamente contra activistas políticos y religiosos, y los miembros del movimiento de inspiración budista Falun Gong, que Pekín ilegalizó a finales de la década de 1990.
La reeducación por el trabajo es un sistema de detención administrativa para delitos menores, dictada al margen del sistema judicial, que permite a la policía encarcelar a alguien hasta cuatro años en un campo de trabajo sin un proceso judicial previo y sin consultar a un abogado.
Según Wang Da, profesor de la Universidad de Guangzhou, el “laojiao” fue importante para garantizar el orden y gestionar la sociedad en un momento en que el país no tenía un sistema judicial avanzado. “Pero ahora China ha creado procedimientos legales e instalaciones para procesar y castigar a los pequeños criminales, lo que ha hecho obsoleta la reeducación por el trabajo”, afirma en China Daily.
La ley del único hijo: Una política de doble filo
La política de un hijo en China ha preservado los recursos del país y ha impedido una explosión de la población, pero sus consecuencias hoy en día son problemáticas.
Con su entrada en vigor en 1971, se han practicado 336 millones de abortos y 196 millones de esterilizaciones. En este último caso, tanto en mujeres como en hombres. Además, se han distribuido un total de 403 millones de aparatos intrauterinos para impedir la fecundación.
Así, cada año, se practican unos 7 millones de abortos, se esteriliza a dos millones de hombres y mujeres y se insertan 7 millones de aparatos intrauterinos. En marzo de 2013, el Gobierno de China, que es el país más poblado del mundo, anunció que no cambiaría su política de planificación familiar. De hecho, las autoridades anunciaron que calculaban que si no hubieran comenzado a aplicar las políticas de control de natalidad, el país tendría 400 millones más de personas de los actuales más de 1.340 millones.
Además, las restricciones han provocado que existan más niños que niñas, ya que las familias prefieren tener un descendiente varón, lo que ha hecho que actualmente haya 34 millones más de hombres que de mujeres.
Los expertos demográficos han advertido de que la política del hijo único está provocando un envejecimiento de la población que amenaza la competitividad de China. Es decir, China no tendrá una fuerza laboral que pueda reemplazar a los trabajadores de hoy en día.
EL LITORAL