Un caballo desbocado embistió y mató a un trabajador de Palermo

Un caballo desbocado embistió y mató a un trabajador de Palermo

Por Gustavo S. González
Gerardo Robles, un vigilador que cumplía funciones en el hipódromo de Palermo, murió ayer por la madrugada atropellado por un caballo desbocado que escapó, sin jinete, de su box, en dirección a la Avenida del Libertador. La madrugada, en el hipódromo de Palermo, transcurría lentamente y sin novedades. Robles, como todos los días, cumplía su tarea apostado en el portón 17 del hipódromo, sobre la calle Olleros, junto a las vías del Mitre y a pasos de la estación Lisandro de la Torre.
Según cuentan los testigos, a las 3.45 de ayer, un caballo apareció por una calle interna desbocado y sin jinete. Los purasangre pasan por allí con su peón en las mañanas o con el jockey en la montura, camino de las gateras, el día de carreras.
Pero uno, bautizado Grande Daniel, lo hizo a esa hora desusada. Robles y sus compañeros atinaron a atender lo imperioso y bloquearon el portón principal, que da a la calle, para evitar que el animal saliera. El caballo, al ver el paso cerrado, entró en la pista cuando Robles, de 31 años, estaba cerrando una tranquera para evitar que el equino volviera sobre sus pasos. Pero el animal lo embistió y lo arrojó a varios metros de distancia. Una unidad de terapia intensiva móvil que permanece en Palermo las 24 horas acudió de inmediato al lugar del accidente, pero los intentos de reanimación no alcanzaron.
Intervino la comisaría 31» y se labraron actuaciones judiciales caratuladas “accidente fatal”, con intervención de la Fiscalía Nacional en lo Criminal de Instrucción N° 29.
Grande Daniel pertenece al stud El Maxi. Lo trajeron desde Mar del Plata y corrió el lunes pasado. Terminó cuarto en la primera carrera.

TENÍA TRES HIJAS
Miguel de Achával es gerente comercial de Hipódromo Argentino de Palermo SA (Hapsa). Fue la palabra oficial a la que recurrió LA NACION: “Es un momento muy ingrato. Robles trabajaba en la empresa de seguridad que tiene contratada Palermo, pero desde febrero de 2010 lo incorporamos a nuestro plantel”.
El ejecutivo tuvo palabras de reconocimiento para el trabajador: “Su accionar fue brillante, perfecto”, y explicó que no se dio a conocer un comunicado “porque nos abocamos a contener a la familia; sí nuestra oficina de prensa dio los detalles a los medios que lo solicitaron”. Robles era casado y tenía tres hijas.
Por segunda vez este año, un trabajador muere en un accidente en el hipódromo porteño. Julio Omar Gutiérrez, que se desempeñaba como palafrenero, perdió la vida en febrero, cuando montaba un sangre pura que se disparó durante los ensayos matinales. Los jockeys, galopadores -actúan en los trabajos de vareo- y peones, en los hipódromos, los studs y los haras, viven expuestos a los riesgos de controlar un animal de entre 450 y 500 kilos. De domar su nervio competitivo. Ahora, la tragedia alcanzó a uno de a pie. Acaso el menos pensado.
LA NACION