Punta del Este, pura mística

Punta del Este, pura mística

Por Victoria Sandoval
En cada momento del año, Punta del Este demuestra su mejor perfil. Multifacética como pocas, hay quienes se refieren a esta ciudad ubicada a 130 kilómetros de Montevideo, capital de Uruguay, como la St. Tropez sudamericana. Lo cierto es que mucho más allá de brillar en verano, cuando se agita de actividad y se convierte en vidriera de modas y tendencias, usos y costumbres, Punta del Este invita a disfrutar de una de las más plácidas primaveras de la región. Las temperaturas empiezan a subir de a poco y es la época ideal para apreciar la tranquilidad de las más bonitas playas de la costa uruguaya, su gastronomía de alto nivel, la amplia variedad de espectáculos internacionales que ofrece y mucho más. Como ver de cerca cómo esta ciudad de mar se prepara con todo para mutar en epicentro top en la temporada de verano, cuando sus playas, calles, discotecas, pubs y restaurantes se convierten en una pasarela donde desfilan figuras de toda índole. Elegante y frivola, pero también relajada e informal; en familia, pareja o con amigos, hay tantas formas de vivirla como propuestas en esta península donde los hermosos atardeceres caen sobre la playa Mansa. Su contracara, las olas salvajes de la Brava son las favoritas de los surfers y amantes de los deportes náuticos. Ambas facetas se complementan como el ying y el yang, generando una mística especial.

De paseo
Antes del verano, cuando los jardines se llenan de flores, Punta del Este es perfecta para descansar, dar largas caminatas por la playa, hacer turismo rural, disfrutar de la naturaleza y admirar su arquitectura, que cada año suma metros cuadrados en complejos inmobiliarios, torres y chacras, demostrando que la ciudad uruguaya es una de las más pujantes de la región. Además, entre julio y noviembre se puede hacer avistaje de la ballena franca austral, observar las mayores poblaciones del mundo de lobos y de elefantes marinos y gran variedad de aves.
Esta biodiversidad se sustenta a lo largo de 70 kilómetros de franja costera sobre el Río de la Plata y el océano Atlántico. La propuesta de playas abarca desde balnearios de olas serenas, entornos agrestes y otros ventosos y de fuerte oleaje como la clásica Manantiales, perfecta para quienes busquen acción y aventura. En Punta Ballena se ven las mejores vis¬tas de la Bahía de Maldonado y Portezuelo y, en esta última, Solanas permite presenciar la caída del sol en el mar. A la vez, el balcón de la casa-museo Casapueblo, creación de aires mediterráneos de Carlos Páez Vilaró que alberga muestras de arte, invita a un café mientras suena la poesía “Oda al Sol”, recitada por el propio artista.

Natural y elegante
Si la idea es gozar del aire libre, las opciones abundan en Punta del Este. Una de ellas es enfilar hacia la reserva Arboretum Lussich -un bosque que data de comienzos del siglo XX-, repleta de especies nativas y exóticas. Otra alternativa es emprender los recorridos que pasan por arroyos y montes que proponen diversos operadores turísticos e incluyen circuitos que conducen a olivares, fábricas de queso y bodegas boutique.
Hacia el Este, pasando la Bahía de Maldonado, está la Brava, donde el surf, el kitesurf y el windsurf cobran protagonismo. El auge inmobiliario se deja ver en los alrededores de la costa: edificios de alta categoría, residencias con espléndidos jardines y con el sello de arquitectos y diseñadores famosos, como Philippe Starck, hacen de ésta una de las zonas más elegantes.
Cruzando el puente ondulado que conduce a La Barra, en el pasado un pueblo de pescadores y hoy el lugar más fashion del verano, el ambiente se vuelve distendido y joven. Cada temporada, en Montoya y Bikini se concentra todo en materia de últimas tendencias. Además, las galerías de arte, anticuarios y tiendas contribuyen a su aire entre bohemio y chic que continúa en sus restaurantes, bares y discotecas. El resto del año, la tranquilidad es norma y se torna un ideal como refugio antiestrés.

Estilo propio
Custodiado por su faro de fines del siglo XIX, José Ignacio es punto de encuentro para quienes eligen el relax entre dunas vírgenes. Allí está La Huella, el parador favorito de empresarios, personalidades del deporte, el espectáculo y la moda, escenario de una de las fiestas de fin de año más exclusivas de la zona.
Campo adentro, a 42 kilómetros de José Ignacio, Garzón presenta grandes plantaciones de olivos y viñedos. Además, allí se encuentra el Parque Eólico Sierra de los Caracoles, el primero del país de carácter estatal. El anfitrión y pionero de este paraje es el chef argentino Francis Mallmann, que recibe en su restaurante y hotel. En Punta del Este, la buena vida es ley y se percibe a simple vista. A la avenida Gorlero, repleta de locales comerciales de toda clase, confiterías y restaurantes de cocina gourmet, se le suma el glamour de la Calle 20, epicentro de sofisticadas marcas internacionales. El arte también respira aquí. El Museo Ralli, en el barrio Beverly Hills, permite admirar una completa pinacoteca de arte latinoamericano y europeo. Asimismo, durante todo el año pueden visitarse galerías de arte e incluso ateliers de artistas (estos últimos en su mayoría ubica¬dos en La Barra). A su vez, en Manantiales, la Fundación Atchugarry expone las esculturas en mármol de Pablo Atchugarry en un marco de bellos jardines, y brinda un espacio a talentos emergentes de distintas disciplinas. A la hora de la diversión, la opción clásica es Conrad Punta del Este Resort & Casino, donde se puede jugar en su casino, degustar alta gastronomía y asistir a shows de artistas internacionales como Ringo Starr, que este año se presentará por primera vez el 2 de noviembre.

Fauna propia
El ecoturismo y las excursiones náuticas se disfrutan en todo momento. Frente a la costa de la ciudad se ven las islas Gorriti y de Lobos, a las que se arriba en yates o veleros desde el puerto de Punta del Este, que cuenta con más de 400 amarras. Bosques, médanos y las huellas de antiguas fortificaciones se descubren en la primera de ellas, de cara a la playa Mansa. Mientras que la Isla de Lobos alberga la mayor población de lobos de dos pelos de Sudamérica, donde pueden observarse ejemplares adultos con sus crías y además leones y elefantes marinos.
Divertida, natural y elegante. Punta del Este se destaca como un destino uruguayo para volver una y otra vez.
REVISTA CIELOS ARGENTINOS