“No lo hizo porque quiso, algo se apoderó de él y usó su cuerpo”

“No lo hizo porque quiso, algo se apoderó de él y usó su cuerpo”

Seguida en vivo por Juan Carlos Cardozo desde la cárcel, Romina Martínez dialogó en la mañana de ayer con varios canales de televisión. La joven de 27 años dijo que su pareja, el confeso triple femicida que masacró a una de sus hijas, a su hermana y a su abuela hace un año, cometió los crímenes “poseído”. “Para mí no fue él, no lo hizo porque quiso, algo se apoderó de él y usó su cuerpo. No lo tengo que perdonar porque no fue él”, lanzó parada en el frente de la humilde casa de Lamberti al 2600, en Garín, partido de Escobar, donde vive con sus suegros y su hija de cuatro años, concebida con el asesino.
La historia de amor enfermizo y muerte entre Romina y Cardozo fue anticipada el domingo por Tiempo Argentino. Ayer, entre una y otra entrevista televisiva, contó que Cardozo la llamó desde el Pabellón Evangelista de la Unidad 9 de La Plata después de haberla escuchado con atención por la tele. El hombre, de 25 años, le marcó “varios errores” y algunas “cosas que me olvidé de decir”, según explicó Martínez a este diario ayer al mediodía.
Poco antes, la chica, que espera un bebé con el asesino, había explicado que la reconciliación con su pareja comenzó a principios de año cuando le llevaba a la hija de ambos para que la viera en la cárcel. “La nena no sabe nada. Para ella él está trabajando ahí”, explicó.
Luego, según contó, él le envió algunas cartas manuscritas por las cuáles buscaba su perdón.
En uno de los escritos, fechado el 27 de marzo, Cardozo le explicó a su entonces ex pareja: “Antes que nada, no sé cómo expresarme, es decir, todo esto que pasó. Te pido mil perdón (sic) aunque sé que no alcanzaría pero quiero que encuentres en tu corazón la clase de persona que fui con vos. Y que jamás hubiera hecho una cosa así. Vos sabes muy bien cuánto yo amaba a tu abuela, tu hermana y a María Sol.”
“La verdad –continúa la carta– que quiero despertar de esta pesadilla o que esto no hubiese pasado. Yo con una mano en el corazón y que Dios desde allá arriba me castigue si yo fui realmente el responsable de todo esto.”
El último de los párrafos que mostró la joven ayer concluye: “Romina, perdóname. Buscá el camino de Dios. Dejá todo lo que estás haciendo en esa religión (NdR:Umbanda). Te deseo lo mejor. Besos a mi negra. No sé cómo me tenés en tu mente. Sólo tenés que perdonarme”, escribió Cardozo.
Después de detallar que el bebé que lleva en su vientre fue consentido y buscado con el asesino, la chica señaló: “Él me decía que no sabe qué pasó, no sabe cómo fue a parar ahí, hay imágenes que recuerda y otras no. Pero no creo que un fiscal o un juez entiendan lo que le pasó, fue algo sobrenatural o algo que se apoderó de él en ese momento”, insistió.
“La gente debe pensar que yo soy la peor basura del mundo, pero yo no busco la aprobación de nadie ni que nadie me entienda. Culpa no tengo, y si tengo culpa de algo es no haber estado ese día ahí para impedirlo”, argumentó la joven.
Enigmática y poco expresiva, Romina agregó: “Hay que esperar el juicio y yo le pido a los jueces que lo escuchen, que no se queden con una sola versión.”
En paralelo, Juan Pedro Martínez, el padre de Romina e hijo de una de las víctimas y abuelo de las otras dos, pidió “justicia” y advirtió: “No sé qué pasa en la cabeza de ella. Estuvo metida en la droga y la bebida. Mi señora, que es la madrastra, la logró sacar, pero ella siguió saliendo y durante cuatro años estuvo con Cardozo, que era muy celoso y la golpeaba.”
Romina le contestó a través de los medios: “Yo dejé de tener papá mucho antes, no ahora.” “Yo no tengo más familia. Ellos me hicieron mucho daño y me maltrataron e ignoraron mucho después de lo que pasó”, agregó.
Alberto Linares, coordinador de Victimología del Ministerio de Justicia de la Nación, explicó que “la chica también es una víctima a la que el imputado desequilibró cuando mató a su hija, su hermana y su abuela.”
“Hace unos meses, se fue a vivir a la casa de su suegra. Yo creo que la están manipulando, que están tratando de desviar el eje, no creo que lo haya perdonado porque ella se salvó de que no la matara porque no estaba en la casa de la abuela”, aseguró el funcionario.
EL TRIPLE CRIMEN. El 27 de agosto del año pasado, Cardozo fue a trabajar a la Municipalidad de Escobar y se fue temprano con la excusa de realizar unos trámites. Fue a la casa de Uruguay 633, en Benavídez, partido de Tigre, y golpeó la puerta de la abuela de Romina, Nilda Ludovica Ham, de 76 años, quien lo dejó pasar. La mató a puñaladas; luego, ahorcó a Marisol Martínez con un cable de teléfono y después asesinó de una treintena de puñaladas a María Florencia Martínez, quien había ido a llevarle medicamentos a la anciana. Lo hizo presuntamente en medio de un ataque de celos porque Romina lo había dejado.
TIEMPO ARGENTINO