Llega la moda de los nombres 2.0

Llega la moda de los nombres 2.0

Mac, Google y Apple son, además de marcas, nombres que están eligiendo los padres en distintas partes del mundo para llamar a sus hijos.
El fenómeno es tal que ya tiene una denominación: iBabies boom. Al respecto, el sitio especializado BabyCenter en su último sondeo anual de los nombres más populares entre los nuevos habitantes, reveló que el número de niñas llamadas Apple aumentó en 2012 un 15% (subiendo 585 puestos) con respecto al año anterior. Mac experimentó un incremento del 12% y Siri creció un 5 por ciento.
Por ejemplo, el matrimonio Jameson, de Estados Unidos, eligió llamar Hashtag a su beba nacida a fines de 2012, en honor al símbolo (#) utilizado en Twitter para las etiquetas. Incluso en Israel trascendió el caso de una niña inscripta como Like, en alusión al característico botón de Facebook.
En lugar del clásico Junior que suelen acompañar al nombre de los hijos que se llaman igual que sus padres en Estados Unidos, el ingeniero Jon Blake Cusack, de Holland, Michigan, inscribió a su primogénito como Jon Blake Cusack 2.0.
Por su parte, el canadiense Bil Simser llamó a su hija Vista, en honor a una de las versiones de Windows. La decisión de llamarla así surgió, explica Simser a LA NACION, como una broma. Hace 7 años, cuando su esposa estaba embarazada, habían pensado en registrar a su futuro hijo como Dev Orion Simser, para que sus iniciales fueran DOS, como el primer sistema operativo de las IBM
PC. “Al enterarnos de que tendríamos una nena, mi esposa dijo: Según nuestros planes, deberíamos llamarla como el último sistema operativo, que por esos días era el Vista”, dice Bil, un arquitecto de software de 47 años.

UN NIÑO LLAMADO GOOGLE
El 12 de septiembre de 2005 nació Oliver Christian Google Kai. “Elegimos este nombre para que nuestro hijo sea una persona muy conocida, y la idea dio sus frutos porque gracias a que se llama Google, él, con tan sólo 7 años, ha logrado trascender, ya que es conocido en todo el mundo por su nombre”, cuenta a LA NACION su padre, Elías Kai, un emprendedor de la industria tecnológica de 36 años de origen libanés, que reside en Estocolmo, Suecia.
Si bien Google es una marca, Kai, que es CEO de una compañía de marketing digital y cofundador del sitio de música ListenArabic.com, agrega que también es el nombre de un libro de Vincent Cartwright Vickers, editado en 1913, llamado The Google Book.
Kai y Simser aseguran que a sus hijos les gusta llamarse Google y Vista, y que sus amigos y compañeros del colegio no les hacen bromas al respecto. “Todos tenemos la libertad de llamar a nuestros hijos como lo deseemos”, sostiene Kai. En tanto, Simser dice que muy pocas personas relacionan el nombre de su hija con el producto de Microsoft.

¿Y EN LA ARGENTINA?
La ley 18248, de 1969, pero flexibilizada en 2003, en su artículo Nº 3 señala que “el derecho de elegir el nombre de pila se ejercerá libremente, con la salvedad de que no podrán inscribirse: 1) nombres que sean extravagantes, ridículos, contrarios a nuestras costumbres, que expresen o signifiquen tendencias políticas o ideológicas, o que susciten equívocos respecto del sexo de la persona a quien se impone; 2) nombres extranjeros, salvo los castellanizados por el uso o cuando se tratare de los nombres de los padres del inscripto, si fuesen de fácil pronunciación y no tuvieran traducción en el idioma nacional; 3) los apellidos como nombre; 4) primeros nombres idénticos a los de hermanos vivos, y 5) más de tres nombres. Alejandro Lanús, director general del Registro del Estado Civil y Capacidad de las Personas de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, explica que “como consecuencia del mencionado artículo, y dado que Google, Excel y Apple, por mencionar algunos ejemplos, son nombres de marcas registradas y extranjeras no castellanizadas, no se podrían incluir dentro de la lista de nombres permitidos”.
Sin embargo, Carlos Castañeda, subdirector del Registro Civil de la provincia de Santa Fe, considera que la ley aún vigente debe ser considerada según los cambios de usos y costumbres que se han suscitado en las últimas décadas: “Cuando una persona quiere anotar a su hijo con un nombre que no figura en el listado que tenemos, que no es más que una guía con fines orientativos, realiza un trámite muy sencillo donde se fundamentan los motivos por los cuales quiere ponerle a su hijo ese nombre, y en menos de 48 horas, incluso en el mismo día, obtiene una respuesta, que en la mayoría de los casos es afirmativa porque entendemos, tal como lo afirma la Constitución Nacional y varios acuerdos internacionales, que el nombre forma parte de una persona y hace a su identidad, y los padres son los responsables de elegirlo”, explica.
Si bien Castañeda dice que aún no han recibido peticiones para inscribir a un recién nacido con un nombre tecnológico, han autorizado algunos poco comunes, como Krishman, Gopal, Keanu, Keneth, Khalil y Kursh, entre otros. “Si bien pueden sonar extraños, lo cierto es que estos nombres de pila, tal como sucedería con los tecnológicos que se están eligiendo en el exterior, no afectan las buenas costumbres. Además, el hecho de un nombre sea extravagante o no es una cuestión muy subjetiva y personal”, explica.
Más allá de los nombres tecno, que posiblemente no pasen de ser una extravagancia momentánea, la decisión de cómo se llamará un hijo es crítica y sella un aspecto muy importante de la identidad.
LA NACION