Escapadas desde San Pablo

Escapadas desde San Pablo

Por Giorgio Benedetti
Encontrarse en la agitada urbe brasilera de San Pablo y disponer de tiempo para un breve viaje de placer abre un interesante abanico de alternativas. En principio, no está demás tener en cuenta que entre las mejores playas próximas se cuentan, hacia el Norte, Guarujá, Caraguatatuba y Ubatuba; y hacia el Sur, Praia Grande, Itanhaém, Peruíbe, Iguape y Cananéia. Por supuesto, tampoco puede dejar de conocerse la Ilha de São Sebastião. A su vez, el interior paulista depara ciudades pujantes como Campinas, Ribeirão Preto, Piracicaba, Sorocaba, Bauru y Jundiaí, sin olvidar a São José dos Campos, que sobresale por el desarrollo de su industria aeronáutica. Pero para evitar perderse en la diversidad de propuestas, valdrá la pena orientar el tiempo libre directamente hacia las particularidades de Guarujá, Campinas o Ilhabela.
A 86 kilómetros de San Pablo, los diferentes tonos de verde que se distribuyen entre la vegetación y las cristalinas aguas del Atlántico marcan el arribo a la isla de Guarujá, donde fastuosas residencias y mansiones muestran que empresarios y personalidades paulistas han elegido este sitio para el descanso.
Ante los visitantes ocasionales, lo que caracteriza a Guarujá es que obliga a elegir entretenimiento o distensión en términos de zonas de playa. Así, Pintangueiras ofrece la mayor extensión de arena, con centros comerciales y una agitación urbana ideal para la vida nocturna. También puede disfrutarse de alguna noche en Playa de Enseada, que suele albergar buenos shows y espectáculos artísticos. Playa Tombo, en cambio, es la mejor para el surf y los deportes náuticos, mientras que Pereque hace gala de su reconocida variedad gastronómica. Estos sitios quedan a menos de 15 kilómetros entre sí, aunque el recorrido puede extenderse en busca de las tranquilas arenas de San Pedro e Iporanga. Otro dato es que el nivel de servicios en general está acorde con la intención de Guarujá de identificarse como la “isla de las convenciones”.
Por otra parte, si el objetivo es conocer una de las ciudades más importantes del estado de San Pablo, bastará tomar la carretera Bandeirantes para, en una hora y media, llegar a Campinas. De la mano de su reconocimiento internacional como centro universitario, este destino ha obtenido un excelente nivel artístico y cultural que se expresa tanto en bares como en teatros. A su vez, posee un perfil de urbe de negocios pero reuniendo cuidados espacios verdes y una calidad de vida que contrasta con el estrés de San Pablo.
Los sábados, una plaza céntrica llamada Centro de Convivencia, ofrece una interesante feria de artesanías, donde se despliegan birimbaos (instrumentos de percusión típicos), cuadros, tejidos y variados objetos ornamentales. El tradicional Club Hípico es una opción distinguida los domingos, mientras que las alternativas continúan entre bosques -vale la pena caminar bajo la vegetación del Parque Tacuaral-, lagos y lagunas.
Por último, la afamada Ilha de Sao Sebastiao, más conocida como Ilhabela, muestra su origen volcánico emergiendo en picos montañosos cubiertos de una espesa jungla tropical a unos 200 kilómetros de San Pablo. Aquí, la clave es que la costa oeste (que mira hacia el continente) está asediada por el turismo y hasta muestra signos de contaminación. Lo más conveniente es contratar los servicios de una 4×4 o de alguna embarcación para arribar a la ribera este, donde playas como Jabaquara, Praia dos Castelhanos, Praia da Figueira y Saco do Sombrío aportan un entorno reparador. El buceo figura entre las actividades imperdibles de la zona, aunque no faltan opciones como pesca o excursiones al interior de la isla donde se destacan las estruendosas Cataratas de Toca.
EL CRONISTA