Los italianos querían un papa propio pero el argentino ya los conquistó

Los italianos querían un papa propio pero el argentino ya los conquistó

Por Dolores Álvarez
Silvia es de Perú y vive en Italia hace diez años. Su hermano es obrero de la construcción y ella limpia casas y, en los ratos libres, cuida a un bebé. Para la mujer de 45 años, Benedicto XVI “no era el Papa”. Silvia todavía recuerda con afecto a Juan Pablo II, “el verdadero” Pontífice. Ahora, con Francisco todo será diferente, dice. “A mí lo que no me convence de la Iglesia es el despilfarro de dinero, que vivan rodeados de oro y se llenen la boca hablando de los pobres.” Ayer, cuando el mundo se enteró que el nuevo Papa era argentino, estaba “en lo de su patrona”, una señora argentina de 50 años. “Ella no se lo esperaba y lloraba”, aunque no cree en Dios y nunca va a misa. En un país en el que casi el 40% de los jóvenes no tiene trabajo, la simplicidad, la austeridad que demostró Francisco en sus pocas horas como nuevo líder de la Iglesia Católica fue recibida como un “gesto”: un pequeño paso que puede ser el inicio de un gran cambio.
Margie es filipina y soñaba con que Luis Antonio Tagle, el arzobispo de Manila de 56 años, fuese el nuevo Obispo de Roma. Sin embargo, está contenta. Le gustó el pedido de Francisco a la plaza para que rezaran por él: le pareció un gesto de simplicidad y de cercanía con la gente. “Es uno como nosotros”, dice.
Constanza tiene 22 años y vive en Milán pero es oriunda de Reggio Calabria, al sur de Italia. Acaba de ganar una beca y está por irse a estudiar a Londres. Sus abuelos son creyentes pero sus padres, al igual que ella, son ateos. “Este Papa es increíble”, dice mientras asegura que se conmovió con este hombre visiblemente temeroso frente a semejante responsabilidad. “Es una persona que tiene empatía con la época que le toca vivir. Acá hay una crisis profunda, no se puede ir por la vida con joyas mientras la gente se suicida por no tener trabajo.”
El día después de la coronación del Papa número 266 de la Iglesia Católica, la prensa busca desesperada una explicación válida para saber por qué las cosas no salieron como estaban previstas: ¿Qué pasó dentro la Capilla Sixtina que escapó al ojo de los analistas más atentos?
Assunta es periodista y dice que “hay que estar atentos” porque “la Iglesia no es la curia romana”, es una institución más poderosa, con millones de seguidores en todo el mundo. “Me parece que lo que pasó es que los vaticanistas estaban fijos en los escándalos que venden y la elección del Papa pasó por otro lado”, asegura. “Yo no creo en nada y nadie pero este Papa, tengo que reconocerlo, me dio algo de esperanza: en medio de esta crisis política, económica y social que pareciera no tener fin.”
Por estas horas, la política y la religión se cruzan en debates televisivos y los dirigentes son continuamente parangonados con sus pares eclesiásticos. Si la renuncia de Benedicto XVI fue interpretada como un gesto inusitado, en un país con los políticos más viejos de Europa, la sorpresiva elección de Francisco, que podría demostrar una unidad de la Iglesia, contrasta con la situación política, que se hace más y más borrosa según pasan los días.
Valentina no sigue los temas de la Iglesia y tampoco siguió el conclave. Sabía de oído algunos de los nombre de los candidatos pero nunca le interesó el tema. Ayer, dice, “me conmoví” viendo a un jesuita, humilde, asomarse al balcón como pidiendo permiso. “Un grande”, asegura la empleada de 33 años, “un ejemplo. Deberíamos encerrar a todos los políticos bajo llave hasta que surja un gobierno como este: el gobierno de la austeridad.”
“Un hombre simple.” “Con una acento dulce, como si cantara.” “Viaja en subte o en colectivo, no usa la cruz de oro.” “Es lo que la Iglesia necesita: un nuevo inicio.” “Ojalá hubiera una figura así también en política.” Estas son algunas de las frases de la gente que camina por las calles ante las preguntas de una mujer con acento argentino. Palabras acompañadas de felicitaciones, de sorpresa y de una sonrisa.
El país hoy se despertó con nuevo Papa y con una buena noticia. A pesar de que muchos especialistas esperaban que un italiano ocupara el trono de San Pedro, después de 35 años, a la gente común, esa que hace las compras y lleva los chicos a la escuela, les gusta. Francisco, el Papa argentino, les gusta.
TIEMPO ARGENTINO