La visión de Kissinger sobre los desafíos actuales

La visión de Kissinger sobre los desafíos actuales

Pocos nombres son tan conocidos en los círculos diplomáticos como el de Henry Kissinger, ex secretario de Estado de Estados Unidos. Durante medio siglo, estuvo involucrado en algunos de los problemas más importantes de nuestros tiempos, ya sea en el gobierno o en su más reciente ocupación de consultor.
Gerald Seib, de The Wall Street Journal, conversó con Kissinger acerca de los desafíos que EE.UU. encara hoy como la principal superpotencia, entre ellos al ascenso de China y la posible amenaza de un Irán con capacidad nuclear.

El nuevo líder de China
Seib: ¿Qué traerá la transición del poder en China?
Kissinger: Estabilidad e inestabilidad. Tenemos la tendencia de ver las transiciones en China como las transiciones en EE.UU. Alguien entra y entonces tiene el derecho de dar órdenes, y de tener la seguridad de que al menos se hará un esfuerzo por ejecutarlas.
No es así como funcionan ahora las transiciones en China. El poder de Xi Jinping es mucho menor que el del presidente de EE.UU. Tiene que gobernar por medio del consenso del Comité Permanente. Él es el presidente de la junta. Es la persona más poderosa. Pero tiene que formar coaliciones dentro de ese sistema.
Si hay un consenso en China sobre algo, es que debe haber más transparencia, menos corrupción, un sistema más legal. Pero no está claro qué forma tomará. Yo personalmente supondría que la transición en 10 años no será conducida por los mismos métodos que la actual.
Seib: Ha conocido a Xi. ¿Le parece un líder que podría ser un reformador de la corrupción?
Kissinger: Me parece que es un líder que comprende el problema. He tenido cinco o seis conversaciones con él. Creo que es lo suficientemente fuerte como para intentarlo. El primer ministro Li Keqiang es otro hombre de considerable inteligencia. No sé si lo pueden hacer. La estabilidad de China dependerá de esto. Eso espero.
Seib: ¿Qué debemos observar para verificar que la corrupción está siendo abordada, que Xi está a cargo del ejército por completo?
Kissinger: Es más probable que esté más a cargo del ejercito debido al pasado de su familia. Su padre era muy cercano a las fuerzas armadas. Está familiarizado con el ejército.
La doctrina estratégica que el ejército desarrolle públicamente es más agresiva que la doctrina política que uno escucha. Creo que él tiene mejores probabilidades de poner a ambas en harmonía.

El desafío de Irán
Seib: ¿Qué cree que pasará en Irán? ¿Qué probabilidades hay de un conflicto en 2013?
Kissinger: Los presidentes estadounidenses a lo largo de 10 años han afirmado que el programa nuclear militar iraní debe ser detenido. Pero existen términos que muestras distintas tonalidades de significado. Algunos dicen que no deben tener la capacidad de armas nucleares. Algunos dicen que la capacidad nuclear debe ser detenida.
En los debates entre los dos candidatos, estos términos fueron utilizados de manera intercambiable.
Trazar un límite a las armas -el desarrollo de la cabeza nuclear- no es un límite significativo, ya que el salto del enriquecimiento al arma es muy corto.
Aparentemente, las negociaciones están en curso. Las negociaciones parecen estar dirigiéndose hacia el establecimiento de un límite más allá del cual no habría enriquecimiento.
Por tanto, los dos debates iniciales son: ¿deberíamos negociar con Irán? y ¿cómo afrontamos el problema del enriquecimiento?
Alguna negociación tiene que ser intentada, independientemente del camino que tomemos. Si estamos preparados para ir a la guerra, o un bloqueo, tenemos que pasar por este proceso. Pero tenemos un tiempo limitado. Tiene que llevarse a cabo dentro de 2013, o el progreso tecnológico de Irán está superando los eventos.
Seib: ¿Cuál es el papel de liderazgo adecuado para EE.UU.?
Kissinger: He estado involucrado en cuatro guerras que hemos empezado con gran entusiasmo, y que se convirtieron en un debate sobre la rapidez de la retirada, sin ningún otro resultado.
Debemos desarrollar una política con la que, si nos metemos, ganemos. Esto significa un cambio a nuestra estrategia militar, que hasta ahora ha estado basada en parar físicamente la agresión abrumándola. Nos metió en una situación en la que el enemigo podía controlar el ritmo de las operaciones, y la duración de la guerra.
Tenemos que desarrollar una estrategia periférica. Cuando los británicos lucharon contra Napoleón, no entraron a Europa continental. La estrategia en España agotó a Francia sin poner a Gran Bretaña en una posición en la que estuviera arriesgando su unidad o sus capacidades. Creo que necesitamos un concepto estratégico de esa naturaleza.
LA NACION