El desafío de GM en China: evitar que su socio se convierta en rival

El desafío de GM en China: evitar que su socio se convierta en rival


Por Sharon Terlep
La próxima generación de Cadillacs de General Motors Co. tendrá líneas más redondeadas, tableros de control con más aparatos y asientos traseros más lujosos. La automotriz estadounidense está haciendo ajustes a su icónica marca para cortejar a los compradores chinos y su socio en el país, pese a que los Cadillac no se han vendido muy bien en el gigante asiático.
El rediseño refleja la creciente influencia de SAIC Motor Corp. en la estrategia global de GM. Desde que se alió con SAIC hace 15 años para crear una empresa conjunta, GM se ha convertido en la automotriz extranjera dominante en China, la segunda economía del mundo y el mayor mercado para las automotrices. Durante estos años, GM ayudó a SAIC a convertirse en un fabricante de peso, con diseñadores, ingenieros y comercializadores de primer nivel.
Ahora SAIC quiere dar el paso al escenario mundial y GM debe decidir hasta qué punto quiere ayudar.
La ley china requiere que las automotrices extranjeras tengan socios locales. En ese contexto, es crucial la manera en que GM maneje su relación con SAIC. El gigante estadounidense necesita a su socio para empezar a ensamblar Cadillacs en China y así expandir su presencia en el mercado de autos de lujo, actualmente controlado por los fabricantes alemanes.
Una asociación exitosa podría impulsar las ganancias de GM durante años. Pero también presenta riesgos: SAIC podría aprovechar la experiencia y la tecnología de GM para transformarse en una potencia automotriz global que acabe amenazando a la propia GM.
“¿Por qué robar un banco? Porque ahí es donde está el dinero”, dijo el presidente ejecutivo de GM, Dan Akerson. “¿Por qué ir a China? Porque ahí es donde están los clientes”. El ejecutivo se refirió a la alianza con SAIC como la más importante que tiene la compañía en todo el mundo.
Hace poco, SAIC inauguró una sede en EE.UU., en Birmingham, estado de Michigan, apenas a unos 30 kilómetros de las oficinas de GM en Detroit. Tras años de un crecimiento explosivo, el mercado automovilístico de China se está enfriando. Yi Lu, presidente de SAIC USA Inc., afirmó que la creciente importancia de vender autos en el extranjero es “un factor significativo” en su decisión de instalarse en Michigan. En este momento, SAIC no vende vehículos en EE.UU.
La empresa china tiene alianzas adicionales con GM en Corea del Sur e India, pero ahora quiere más de su amiga estadounidense.
SAIC quiere establecer operaciones en América Latina y Europa, dos mercados donde GM lleva mucho tiempo. Además, China quiere acceso a la tecnología avanzada de autos eléctricos de GM.
La automotriz estadounidense aún tiene que decidir hasta dónde está dispuesta a llegar. “Es como un matrimonio”, señaló Akerson. “Tenemos una relación buena. Pero para que funcione, tiene que haber obligaciones en ambos lados de la mesa, no sólo requerimientos”.
GM, que vende algunos modelos con SAIC y la también china Wuling Automobile Co. en América Latina, considera ampliar su alianza en la región. Akerson ha conversado con altos ejecutivos sobre la posibilidad de expandirse al sudeste asiático con su socia china, según fuentes cercanas a la compañía. Pero no tiene planes de ayudar a SAIC a establecer una red de concesionarios en Europa para una de sus marcas, añadió una persona cercana a la empresa estadounidense.
Una vocera de SAIC en Shanghai afirmó que las compañías “mantienen una relación buena y duradera fundada en el beneficio mutuo”. El proyecto conjunto, dijo, “es un modelo para la cooperación exitosa en China e incluso el mundo”.
Pero GM no puede darse el lujo de alienar a SAIC. El año pasado, su empresa conjunta, Shanghai GM, una segunda, que involucra a las dos más Wuling, y otra independiente entre GM y FAW Group Corp., vendieron 2,5 millones de vehículos en China, facturando US$30.000 millones con una ganancia de US$3.200 millones, de los que GM recibió en torno a US$1.500 millones. En 2011, GM reportó una ganancia de US$7.600 millones incluyendo todas sus operaciones.
GM usó el activo para obtener la ayuda de SAIC en conseguir una línea de crédito de US$400 millones en 2009, cuando GM necesitaba desesperadamente efectivo.
Otras empresas occidentales con presencia en China también enfrentan el desafío que representan las ambiciones globales de sus socios en el gigante asiático.
Siemens AG, de Alemania, y Bombardier Inc., de Canadá, transfirieron tecnología para construir trenes de alta velocidad a China y ahora compiten con rivales chinos en mercados internacionales como Brasil, EE.UU. y Arabia Saudita. Después de ser un aprendiz de empresas rusas y francesas de energía nuclear, ahora China quiere exportar reactores nucleares.
GM entró al mercado chino en 1992. El gobierno acababa de cerrar la puerta a nuevas sociedades de autos de pasajeros, un segmento al que habían alcanzado a entrar la alemana Volkswagen AG y la francesa PSA Peugeot Citroën.
Pero las automotrices extranjeras podían seguir fabricando camionetas así que GM firmó un contrato con Shenyang Jinbei Automotive Co. para ensamblar pequeñas pickups Chevy en el país.
El esfuerzo no tuvo éxito. Las camionetas eran demasiado caras para los campesinos chinos y a los consumidores en la ciudad no les gustaron, señala Michael Dunne, analista del sector en China.
El proyecto conjunto Shanghai GM arrancó en 1997 cuando SAIC buscaba un socio para construir sedanes. Las dos empresas dividieron el costo inicial de lanzamiento. Hoy en día, la participación de GM en las operaciones chinas tiene un valor de mercado de US$9.200 millones, calcula el analista Adam Jonas, de Morgan Stanley. Actualmente, las empresas operan prácticamente como iguales.
Los gerentes y operarios de SAIC se han vuelto tan hábiles en adaptar los procesos de manufactura chinos al ensamblaje de autos que sus sugerencias sobre cómo mejorar las operaciones se están implementando en las fábricas de EE.UU., dijo Dave Gibbons, gerente de planta de GM en Shanghai. “Ahora aprendemos de ellos”, aseguró Gibbons.
SAIC ya dejó claro que no dejará de expandirse. De momento, compró tecnología de motores de Corea del Sur y diseños de la ahora desaparecida marca británica Rover para lanzar su propia marca de lujo en China: Roewe. Sin embargo, sigue dependiendo de socios más establecidos para crecer fuera de Asia. Akerson considera eso como un factor a favor de GM.
El ejecutivo considera prioritario el mercado de lujo en China. Si bien GM vende más autos en el país asiático que en EE.UU., sus ganancias ahí son más pequeñas que en mercados donde vende autos más caros y no tiene que compartir sus utilidades con un socio.
LA NACION