Claves del éxito para un mundo en movimiento

Claves del éxito para un mundo en movimiento

Por Emilio Mariño
Los números son concluyentes: de los 2.000 millones de personas en todo el mundo que acceden a Internet, la mitad lo hace a través de un dispositivo móvil. Y todos los analistas afirman que la explosión continuará en los próximos años. Para las empresas, subestimar una tendencia semejante es equivalente a perder oportunidades comerciales alrededor de esta tecnología, no aprovecharla para mejorar la eficiencia de los negocios y ceder terreno frente a los competidores.
¿Qué deben hacer las organizaciones frente a este fenómeno? Incorporar la movilidad. Eso implica reordenar sus fuerzas de trabajo interna para mejorar la eficiencia de los empleados, establecer nuevos modelos de contacto con el consumidor para influir en su comportamiento a la hora de adquirir productos o servicios y propiciar nuevas políticas de seguridad para proteger la información de la compañía.
Por supuesto, el camino está lleno de situaciones que requieren atención, que van desde la latencia de datos hasta el riesgo de proliferación de dispositivos. Entre los desafíos relacionados con la gestión de la movilidad corporativa destaca la conexión a la red, que en el caso de los dispositivos se hace a través de carriers de telefonía y no de la red corporativa, como ocurre con los desktops. Esto produce que el modelo de gestión, seguridad y acceso a los datos deba ser revisado.

Las cuatro “C” de la movilidad
Por todo esto, es imprescindible pensar la estrategia móvil desde las prioridades y los objetivos, para definir una hoja de ruta cohesiva que en definitiva produzca valor de negocios, permita manejar los costos y los riesgos de IT y que extienda las operaciones corporativas y los análisis de negocios al mundo de los dispositivos móviles. Para ello, hay que trabajar sobre cuatro “C”:
Creación de aplicaciones móviles con interfaz intuitiva que habiliten mejoras en el desempeño de los procesos o incrementen las posibilidades de los clientes de conectarse con la empresa.
Conexión para que los dispositivos puedan acceder a las transacciones y a la información que los usuarios necesitan.
Control de accesos y riesgos.
Consumo apropiado de las aplicaciones.
Puntualmente, el pilar “Creación” requiere de la existencia de una plataforma de movilidad. Implementar una solución específica, como CRM móvil o dotar de tabletas a los vendedores, no es convertir a la empresa en una compañía móvil. Ya que, por otra parte, cuando se establezca un nuevo proyecto, comenzará a aparecer la diversidad: diferentes herramientas de gestión, distintos modelos de configuración, dispositivos dispares, herramientas provistas por diferentes fabricantes o por iniciativas de desarrollo propias que no logran compartir información para alcanzar necesidades de negocios compartidas. El planeamiento de soluciones móviles aisladas sólo lleva a altos costos de integración y a dificultades para unir las fuentes de datos diversas.
El pilar “Conexión” significa que las empresas tienen que pensar la estrategia como un todo y comenzar desde una MEAP (Mobile Enterprise Application Platform, Plataforma de Aplicaciones Corporativas Móviles), que provee un backbone de tecnología común para construir, desplegar y gestionar aplicaciones que pueden acceder a la base de datos central y correr sobre cualquier dispositivo.
Por otra parte, el pilar “Control” requiere de un esquema de gobernancia, que debería ser una extensión del ya aplicado a escala corporativa: políticas de recursos humanos, seguridad y finanzas que garanticen que los dispositivos se usan como y donde corresponde, que sólo las personas autorizadas acceden a la información crítica y que los datos están seguros, aunque se encuentren en un teléfono inteligente que está a miles de kilómetros de la oficina.
El mundo de los negocios se “mueve” muy rápido. Si las decisiones se demoran, alcanzarlo puede convertirse en una tarea muy difícil. El impacto que la movilidad está teniendo en las operaciones internas de las compañías y en la relación entre los clientes y las empresas ya es palpable. Los beneficios pueden ser numerosos: desde incrementar la eficiencia y la eficacia de los empleados hasta fidelizar clientes, ninguna empresa está en condiciones de dejar pasar esta oportunidad.
EL CRONISTA