Cuando la tecnología acorta las distancias

Cuando la tecnología acorta las distancias

Por Debora Slotnisky
Como reza el famoso bolero: “Dicen que la distancia es el olvido…”. Sin embargo, lo cierto es que esta máxima no se cumple entre muchísimas parejas y familias que, por avatares del destino, se ven obligados a vivir en ciudades distantes, o en aquellos casos de personas que por cuestiones laborales pasan más noches durmiendo en hoteles que en su propio hogar.
Juan Alfonso Pegasano, de 39 años, es oficial de la Marina Mercante argentina y trabaja en una compañía naviera con un régimen de 40 días de navegación seguido de 40 días en su casa, período durante el cual hace cursos de actualización y capacitaciones.
Casado con María Magdalena Nasi y papá de tres hijos, los mellizos Tomás y Francisco, de 8 años, y la pequeña Josefina, de dos, reconoce que es duro llevar adelante la familia estando tan poco en casa: “Si bien presencié los nacimiento de mis hijos, pude estar en un solo cumpleaños de los mellizos. Tampoco pude asistir a los funerales de mis padres ni estar presente para Navidad ni Año Nuevo, porque siempre me toca estar embarcado”, explica, aunque aclara que ante algún acontecimiento de fuerza mayor, el área de Recursos Humanos de la naviera para la que trabaja se ocupa de avisarle por radio lo sucedido, e incluso se ocupa de conseguir un relevo para que el marinero pueda volver a su hogar cuanto antes.
¿Cómo se lleva adelante una familia así? “Mi mujer es fundamental, ella se ocupa de todo y cuando estoy de viaje ni siquiera me cuenta los problemas para que yo no me preocupe. Además, a la distancia tampoco podría hacer nada, así que prefiero no enterarme”, dice.
Si bien los marineros de otros países del mundo cuentan en sus barcos con tecnología satelital para comunicarse por Internet o telefonía móvil directamente desde el barco, Pegasano dice que en las flotas argentinas escasea esta tecnología por los costos que tiene este tipo de comunicación, entonces utilizan medios más económicos y convencionales.
“Mi papá era oficial de la Marina Mercante y viajaba 9 meses al año. Recuerdo que hablábamos muy poco durante sus viajes a través de radio, y era muy difícil llevar adelante una conversación. Para poder hablar, el barco llamaba a la estación costera, y de ahí a la telefónica, que conectaba con casa. Utilizábamos frases largas y al final decíamos Cambio para que la otra persona empezara a hablar. Además, las condiciones meteorológicas y atmosféricas impactaban mucho en la calidad de la llamada, y a veces no se entendía nada de lo que te decía tu interlocutor.”
Hoy en día la situación es muy diferente. Cuando está en un puerto, Pegasano llama por teléfono a su casa y le pide a su esposa que se conecte a Skype ( www.Skype.com ), una solución que permite realizar videollamadas sin costo de computadora a computadora o entre teléfonos inteligentes con conexión a Internet. “Esto acorta muchísimo las distancias porque hablo y veo a mi familia. Pero es duro y doloroso cuando alguien se pone llorar a través del monitor, por eso a veces prefiero hablar sólo por teléfono”. Como muchas veces mientras este marino está de viaje el resto de la familia sale de vacaciones, acaban de comprarse una tablet, para poder comunicarse con él sin importar el lugar donde se encuentren.
Pegasano reconoce que su situación laboral impacta en su familia. De hecho, admite que ha atravesado distintas crisis matrimoniales, que junto a su mujer han sabido superar. “La mayoría de los marineros son solteros o están separados -dice-. En mi caso particular, mis hijos siempre me están buscando trabajos para que me quede en casa. Quieren que trabaje en un lavadero de autos o despachando hamburguesas en cadenas de comida rápida. Tomás actualmente está haciendo terapia porque cuando yo no estoy me extraña demasiado, y a Josefina no le gusta que yo la tenga a upa o me acerque demasiado, ya que no se acostumbra a mi presencia en la casa. Es una situación dura, pero la acepto porque son las reglas del juego y no me acostumbraría a tener un empleo en una oficina.”

Textualmente
El iPhone 4S, que en la Argentina es un dispositivo de lujo, es mucho más accesible en otras partes del mundo. Juri Palazzi y su esposa, que residen en Italia, contrataron un servicio por el cual abonan 30 euros durante 30 meses por un paquete de minutos de voz, datos y mensajería que incluye este modelo de smartphone sin costo. Cuando viaja, Juri siente que gracias a este dispositivo está más cerca de su familia.
El trabaja en el área de Postventa de OMB International, una fábrica de camiones recolectores de basura, y viaja por el mundo ensamblando las unidades que se han vendido. Desde hace varias semanas trabaja armando camiones adquiridos por el gobierno de la ciudad de Buenos Aires, y se aloja en un hotel de la ciudad de Luján.
“Como la diferencia horaria entre Italia y Argentina es bastante grande, subimos a Facebook fotos y videos que tomamos con nuestros teléfonos. Yo le muestro a mi familia cómo es el lugar en donde estoy y mi esposa me comparte imágenes de Anna, mi hija de dos años de edad”, explica.
Para comunicarse con su familia, Juri utiliza Skype en su notebook. “Además, nos comunicamos gratis a través de mensajes de texto con una aplicación que descargamos.” Pallazzi se refiere a una de las diversas app de mensajería gratuitas disponibles en el mercado como las propias de Apple y BlackBerry, aunque hay otras para hablar entre teléfonos de distintas marcas y que se bajan sin costo desde la Web, tales como WhatsApp ( www.whatspp.com ), PingChat! ( www.pingchat.com ), que ahora se llama Touch ( www.touch.com ), Kik ( www.kik.com ) y Groupme ( www.groupme.com ), entre otros.

Demasiado lejos
Uno de los principales lamentos de las personas que viajan constantemente o viven lejos de sus seres queridos tiene que ver con la pérdida de las pequeñas cosas de la vida cotidiana.
Oscar Tarazona ama la Argentina. Por eso, este colombiano oriundo de Bogotá decidió dejar su país para radicarse en la ciudad de Buenos Aires hace poco más de un año, y trabaja como encargado de material de mantenimiento en Alcatel-Lucent. Si bien hoy no está pareja, vivió la experiencia del amor a la distancia y dice que no lo volvería a intentar: “Con mi ex novia decidimos finalizar la relación por este tema. Más allá de los medios de comunicación disponibles, nos resultaba imposible mantener la pareja de esta manera porque empezaron a surgir temas de celos y de desconfianza. Además, nos dimos cuenta de que ya no compartíamos momentos juntos y que se trataba de una relación virtual. Se hace muy difícil llevar adelante un vínculo a través de una pantalla”, reconoce.
En cambio, para una argentina y un importante empresario italiano, que prefirieron no revelar sus nombres, estas barreras no fueron un obstáculo y decidieron apostar a la relación a pesar de la distancia. “Cuando cada uno está en su país nos extrañamos muchísimo y consolidar la relación a la distancia no fue sencillo”, dice ella. Si bien actualmente viven juntos en Milán, la mujer viaja con frecuencia sola a Buenos Aires. “Para superar los kilómetros que nos separan nos compramos la iPad, ya que sabíamos que viene con una aplicación que se llama FaceTime que nos permite hacer videoconferencia en forma instantánea sin necesidad de estar logueados, como en Skype , y con una mejor definición de imagen”, explica.
FaceTime está disponible para iOS 4.1 o superior, Mac OS X 10.6.6 o superior, y es muy sencillo de usar ya que no necesita ningún tipo de configuración. Lo único que hay que hacer es seleccionar un contacto de la agenda y pulsar el botón FaceTime , o si ya se está manteniendo una conversación telefónica se pulsa el ícono que aparece en la pantalla del iPhone. La persona al otro lado de la línea recibe un aviso con la solicitud para establecer una videoconferencia y si la acepta, empiezan a verse casi al instante.
“El uso de tablets simplifica mucho las cosas, porque es sencillo cargarla en la cartera y comunicarte con quien quieras en cuestión de segundos para mostrarles a tus amigos y familiares lo que estás haciendo a miles de kilómetros”, ponderan los entrevistados que las utilizan.

Roles indelegables
Roberto Pérez, de 31 años, vive en Buenos Aires desde hace 8 meses. Sus hijos, dos varones de 8 y 7 años, residen en Boston, Estados Unidos, junto con su madre, la ex esposa de Pérez.
Este ingeniero en sistemas dice que gracias a la tecnología se hace más fácil vivir lejos de sus afectos y, aunque los extraña muchísimo, habla con ellos varias veces al día a través de Skype y de un sistema que se llama MagicJack , un dispositivo que se conecta a la PC y emula a un teléfono local en Estados Unidos, de modo tal que el costo de las comunicaciones es realmente muy bajo.
“A pesar de la distancia, el rol de padre en indelegable; por eso, mediante Skype , ayudo a mis hijos a realizar la tarea del colegio. Ellos colocan la notebook arriba del escritorio, leen en voz alta la consigna y yo colaboro con ellos explicándoles matemática, ciencias sociales y deletreando palabras. También jugamos en línea al ajedrez y mantengo por este sistema charlas con mis hijos sobre cómo deben comportarse en el día a día.
“Mi ex esposa está muy contenta porque sigo estando presente como padre y no delego todo en ella. Incluso en los actos escolares, ella lleva su iPhone y transmite desde su equipo lo que sucede en el escenario para que yo pueda verlo desde mi escritorio.”
Pérez explica que si bien el contacto físico es irreemplazable y necesario, uno se siente muy acompañado gracias a estos medios de comunicación. “Para Navidad, mis padres estaban en República Dominicana, entonces acordamos cenar a la misma hora, con el Skype encendido. Yo coloqué sobre la mesa mi notebook, y lo mismo hicieron mi ex esposa con los niños y mis padres, entonces pasamos juntos las Fiestas y fue genial compartir la cena de esta manera porque pudimos conversar sin problemas”, concluye.
El panameño Carlos Marcón, gerente comercial de la firma X Nativa Group, vive en la Argentina desde hace 3 años, y hace 4 meses que no ve a su hijo de 4 años. “Si bien hablamos todos los días, lo extraño muchísimo, por eso ya está todo previsto para en agosto vuelva a visitarme”, comenta.
Marcón y sus familiares que residen en Panamá eligen comunicarse mediante equipos de Apple, tales como la iPad y el iPhone. Al igual que Pérez, ayuda a su hijo a realizar las tareas escolares usando Skype . “Yo soy cinturón negro de taekwondo y él está dando sus primeros pasos en esta disciplina, así que a través de la videollamada me muestra lo que está aprendiendo y yo le enseño distintas técnicas. Incluso cuando compite sigo el evento en tiempo real desde mi casa, porque mi ex esposa lo enfoca con su smartphone”, ejemplifica.
Sin embargo, no todo es color de rosa. “Cuando lo veo del otro lado de la pantalla se me paraliza el corazón, tiemblo al ver su carita. Me vienen unas ganas tremendas de atravesar la tablet para abrazarlo, por eso es que a pesar de que hablamos varias veces el día hago lo posible para que venga a visitarme cada tanto”.
Si bien ver el rostro de su niño es fantástico, a veces es un arma de doble filo ya que, según admite el ejecutivo, es más fácil responder por teléfono que por videollamada a preguntas tales como cuándo irá a Panamá a visitarlo.
A las personas que están en su misma situación, Marcón les recomienda enfocarse ciento por ciento en la comunicación. “No hay excusas para desatender a los hijos, y mediante el uso de estas tecnologías es posible ser un muy buen padre. Cuando existe el amor, el cariño y la voluntad, todo es posible.”
Estrechar lazos familiares y amorosos a distancia es una misión difícil, pero no imposible. Hoy más que nunca, la tecnología nos acerca y nos mantiene conectados en tiempo real y a bajo costo con los seres queridos. Y, si bien un beso nunca podrá sustituirse por un emoticón en el mensajero instantáneo, hay muchas formas de hacer que el amor a la distancia sobreviva y se mantenga en pie.

Gadgets para enamorados
En cuestiones del amor, nadie se resigna a estar lejos de la “media naranja”. Para acortar las distancias se están desarrollando algunas innovaciones que buscan eliminar al máximo las brechas que existen en el mundo real a través de la virtualidad.
Los usuarios de smartphones pueden encontrar aplicaciones que sirven para optimizar la comunicación, sobre todo en cuantos a costos. Entre otras opciones, hay una ideada especialmente para enamorados que están a la distancia. Se trata de Pair, que empareja dos teléfonos móviles inteligentes creando algo así como una mini-red social en la que participan sólo dos personas.
Una vez instalada la aplicación en los celulares se pueden compartir mensajes e imágenes, crear dibujos de forma colaborativa, enviar besos virtuales, crear listas con cosas para hacer y cosas parecidas.
En realidad es lo mismo que se puede hacer utilizando Google Plus o Facebook, solo que con la aplicación se crea una red cerrada en la que no va a entrar nadie más y todos los mensajes y demás contenidos van a quedar de forma privada. La aplicación es gratuita, y por el momento está disponible para iPhone y Android.
Un poco más sofisticado es el desarrollo de Pillow Talk, que une a las parejas que viven su relación a distancia. Se trata de una almohada que se comunica con la de la otra persona a través de una aplicaciónque podrá descargarse pronto también desde los celulares. Al ir a la cama, ambas almohadas se iluminarán para indicar la presencia del otro. Además, al colocar encima la cabeza podrán escucharse en tiempo real los latidos del ser querido. Fabricada por la firma Little Riot, será lanzada en las próximas semanas y podrá adquirirse en www.littleriot.co.uk
LA NACION