Un fin de semana hípico: Dos mundos, dos miradas

Un fin de semana hípico: Dos mundos, dos miradas


(2008)

El turf es en su esencia una actividad federal, su idiosincrasia está ligada a la cultura del caballo y se respira de sur a norte, de este a oeste, sintiéndose integralmente.

Sin embargo, hoy como nunca asistimos a su inequidad, a las profundas desigualdades que, por ser tan notorias, la describen actualmente. Basta recorrer los escenarios provinciales para ver que ésta subsiste estoicamente sólo y por el enorme compromiso de quienes la conforman, por el amor a ella y por mantener la fuente de trabajo. Lamentablemente las convicciones y el compromiso no alcanzan.

Hoy convive el modelo espectacular y glamoroso de los escenarios centrales, con otro, el del hipódromo que sin slots, subsidios o intervención del estado, queda librado al esfuerzo de unos pocos.

Un hombre sabio dijo, “solo la organización vence al tiempo”, y es la hora que el grito federal sistémico, único y cohesionado, se escuche clamando por la necesidad de cambiar estas realidades tan distantes.

Un fin de semana hípico: dos mundos, dos miradas.

Por un lado, cómo no saludar -y mirar a través de ella- a los modelos de desarrollo mundial de nuestra actividad exhibidos con la visita de la Princesa de Jordania como Presidente de la FEI este fin de semana en San Isidro. Por el otro, cómo no lamentar una muerte más, la del joven jinete Sebastián Cares, lleno de ilusiones en el Hospital Central de Neuquén, después de una caída fatal en los preparativos de largada de la 7º carrera en el Hipódromo de esa ciudad.

Sería cínico desconocer el enorme riesgo al que se exponen quienes han elegido ser Jockeys. Ellos saben que se juegan todo en la cruz (literalmente, en el caso de Sebastián) para triunfar en el oficio. Sin duda, hay cierto cinismo en las realidades descritas: una concentración descomunal de recursos y de medios en un radio de apenas 80 kilómetros, por un lado, y la misma descomunal asimetría y suma de inequidades para la hípica federal ¿porqué no pensarlo como un todo?

• Debemos darle seriedad y profesionalismo a nuestra actividad.
• Debemos hacer obligatorio el control antidoping.
• Debemos hacer obligatorio el control sanitario pre-competitivo.
• Debemos hacer obligatorio el seguro.
• Debemos hacer obligatorio el empadronamiento profesional, las patentes locales, provinciales y nacionales.

Ser profesional en turf es una exigencia para la dirigencia.

¿Cuántos chicos tienen que matarse en una carrera, para terminar con la cultura de la ventaja? ¿Cuántos caballos tienen que explotar, en pos de una victoria tramposa?

Ser dirigente de turf es mucho más importante de lo que se supone, ya que hay vidas en juego y familias en una mesa. No se puede desconocer que los Jockeys corren sin ninguna seguridad para el ejercicio de su profesión; que los trabajadores no están registrados, y que muchos dirigentes responden con su patrimonio a la voracidad impositiva, todo hasta quedarse con callos en el alma para poner un pingo en una pista.

Hagamos que éste sea el punto final de una era amateur y folklórica. Cambiemos el círculo vicioso por uno virtuoso, de una vez. Otras disciplinas lo hicieron. Pusieron un nuevo orden, con reglas claras… recordemos, sin ir más lejos, la profesionalización del básquet, del volley, del rugby.

Que la muerte de este jockey de 22 años oriundo de Cutral-Có, el domingo en Neuquén, logre mejorar la calidad de vida de miles de jóvenes que trabajan y anhelan un futuro en la industria hípica argentina.

Démosle una respetuosa despedida a Sebastián Cares y hagamos de nuestros hipódromos lugares seguros para todos los que amamos los caballos de carrera.

En este triste momento no queda más que esperar que este lamentable hecho sirva para una causa. Para que las fuerzas del trabajo y de la producción federal encontremos el rumbo y destino para revertir la enorme desigualdad que hoy impera. Para que sea una actividad digna para todos sus integrantes y componentes, para que nos organicemos convirtiéndonos en lo que debemos ser, los protagonistas de esta industria, de esta cultura, de esta pasión que es el caballo. Tanto, como para dar la vida por esa ilusión.

Carlos Felice